Golpes de pecho
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- Categoría: ARTÍCULOS
- Publicado: 07 Octubre 2014
- Escrito por Periódico Rociero / Sonia López / Toledo
Desgraciadamente, este tipo de actitudes también se ven en El Rocío. Una amiga mía siempre dice: “Entre nosotros, podemos engañarnos pero a la que está en el altar, a esa, no la engaña nadie”. Y qué cierto es. ¿Qué pensará la Virgen cuando nos oiga hablar de Ella apasionadamente y sin embargo no la imitemos en sus actitudes?
El Señor en el Evangelio de San Mateo nos dice “Cuando oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa”. Seguramente, con los tiempos que corren, de persecución a la Iglesia, añadiría que fuésemos valientes en los templos y las esquinas de las calles pero también coherentes en nuestro día a día.
En los años que llevo yendo a la romería, supongo que como todo el mundo, he visto casi de todo. Forasteros fanfarrones enseñando su hombro en su lugar de origen después de haber llevado a la Señora, gente que prácticamente se hipoteca el resto del año para comprarse el mejor traje para la presentación de hermandades, personas que decepcionan enormemente después de quitarse la careta de píos y cristianos y se descubren como incumplidores de muchos de los mandamientos… Casi con total seguridad, este tipo de perfil se da en todos los niveles, desde el que llega a la aldea sin más equipaje que una mochila a la espalda hasta miembros de Juntas de Gobierno, caso éste más grave, por ser cabezas visibles y ser los que más ejemplo han de dar.
Terminan los carnavales, pero muchos siguen con la máscara de la hipocresía el resto del año.
Por el contrario, gracias a Dios, hay gente que vive su amor por la Virgen de una forma totalmente diferente. El que se apoya en una columna de la ermita y simple y vivamente, mira a la Virgen; el que confiesa que aún no ha podido agarrarse a la reja y mirar de cerca a la Señora por el respeto que le tiene; el que aprovecha los primeros minutos de apertura de la ermita para estar con Ella a solas; el que a diario rezando el Rosario se imagina su rostro; en definitiva, todos aquellos que la aman por ser quien es la Madre de Dios.
Ahora que empezamos el camino de la Cuaresma, tiempo de ayuno, ayunemos de falsedades e hipocresías y alimentémonos de propósitos de enmienda. El desierto dicen que es inhóspito pero los rocieros sabemos, que aferrándonos a Ella el terreno baldío se vuelve ampliamente fecundo.