EL ROCÍO SEGÚN…LAS CARLOTAS





Entrevista realizada a “Las Carlotas” para Periódico Digital Rociero
Dirección Periódico Rociero / Francisca Durán Redondo / Jerez



Estrenamos una nueva sección en el Periódico con la intención de acercar el sentimiento rociero de los artistas conocidos. Una sección que inauguramos hoy de la mano de dos personas entrañables, cercanas y familiares que han derrochado su arte en numerosos escenarios de nuestra geografía. Dos personas que han ido dejando huella por donde quiera que han pasado dejando su cante al servicio de un público entregado y agradecido que la recompensa con creces de cuanto han recorrido hasta llegar adonde están.

Carmen y Carlota, “Las Carlotas”, han desnudado su corazón para los lectores que ahora se disponen a conocerlas más de cerca. Hemos indagado en sus comienzos, en sus devociones, que se reparten entre la Virgen de la Caridad, Patrona de su tierra, Sanlúcar de Barrameda, la Virgen del Carmen de Bajo Guía, que las vio crecer y las protegió desde sus juegos de la infancia y, por supuesto, la Virgen del Rocío a quienes llevan continuamente en sus pensamientos.

Su nuevo trabajo discográfico “Arte y Poderío”, incluye dos temas hermosos, como siempre, relacionados con el Rocío, uno que lleva por título “Cuéntale a la Virgen” y otro más, “Caminito de vuelta”.

De todo hemos hablado largo y tendido y esto es lo que nos han contado.


1.-¿Os acordáis del año que empezasteis a cantar?

Cantar nos ha gustado desde que éramos chicas, -comenta Carmen-, siempre hemos cantado, y sobre todo Carlota, porque yo, la verdad, me cortaba algo más.

2.- ¿Y cuándo decidisteis que era el momento de dedicaros a cantar profesionalmente?

No fue exactamente una decisión. Nosotras cantábamos entre amigos, cuando te sientes a gusto pasando un rato con tu gente, tus amistades, en reuniones de gente a la que conoces... Pero el dueño de un local al que solíamos ir, llamado “El Rengue”, nos dijo: “¿queréis cantar un día aquí, algunos temas rocieros, pero en plan más serio?” y nosotras le dijimos que sí. Eso fue el 7 de octubre del año 1988 y ese mismo día, unos productores habían ido a escucharnos y aunque no te lo puedas creer, firmamos el contrato de nuestro primer disco.

Nunca se nos podrá olvidar ese día, -nos dice Carlota-. Habíamos avisado a nuestros amigos, a nuestra Hermandad y cuando vimos tanta gente, mi hermana Carmen sintió que era mejor echarse atrás, pero yo le decía: “nosotras para adelante, que podemos con esto” y nos pusimos a cantar. No era para nada a lo que estábamos acostumbradas, porque nunca es igual cantar con tu reunión de amigos que ante el público. Pero lo hicimos y el público estaba encantado con la actuación.

Recuerdo, -continúa Carlota-, que yo me puse en mis trece porque soy algo más lanzada que mi hermana. Si nos proponen algo, siempre le digo: “vamos a hacerlo que nosotros podemos con esto”. Es igual que cuando nos propusieron dar el pregón del Carnaval en nuestra tierra, en Sanlúcar de Barrameda. Mi hermana se lo pensaba pero yo la animaba a ir adelante con ello. Después me tiemblan las piernas como a la que más, pero siempre “palante” y así fue como empezamos nosotras, en aquel local, delante de mucha gente, con muchos nervios y con mucha ilusión.

3.- Carmen, Carlota, ¿os habéis arrepentido alguna vez de ser artistas o todo lo contrario?

Arrepentirnos no, -responde Carmen-, pero opino como dicen muchas personas, que todo no es de color de rosas, que se pasan momentos muy duros, todo no es autopista, hay carreteras de primera y de segunda y hay simplemente caminos, y llega un momento que te planteas: “esto no merece la pena”, sobre todo al principio.

Los primeros años, -apunta Carlota-, veíamos que teníamos muchas invitaciones a televisiones, muchos trajes, pero no teníamos galas y se pasa mal. Pero a partir del año 1995 –1996 todo empezó cambiar para bien, gracias a Dios.

4.- ¿Y en qué cambia la vida cuando se es menos conocida y cantas en una reunión de amigos y cuando te conviertes en una artista?

Te cambia por completo, totalmente, -dice Carlota-. Antes cantábamos entre amigos, y si tenías un fallo no pasaba absolutamente nada. Ahora, vas al Rocío, por ejemplo, y llegas a una casa a saludar a alguien y parece que están esperando a las artistas, no a las amigas y al Rocío vamos a ver a la Virgen, a estar con Ella y con los nuestros.

A mí me llegaron a decir en una boda de personas muy cercanas a nosotras, -relata Carmen-, “¿cuándo vais a cantar que me tengo que ir?”. Y el que se casaba que, desgraciadamente ya no está entre nosotros, dio la cara por mí y a su forma me dijo que no lo hiciera. Eso fastidia un poco, porque a esa boda no iban dos artistas, iban Carlota y Carmen a disfrutar del casamiento de unos amigos, con el mismo derecho que el resto de invitados.

Otra anécdota en este aspecto me ocurrió a mí, -sigue Carlota-, que durante el Rocío llegué a una reunión y me invitaron a una copa, y cuando me vieron llegar dijeron: “hombre, Las Carlotas”. Yo puntualicé que Las Carlotas no estaban allí, estaba Carlota solamente porque Carmen no había venido conmigo en aquella ocasión. Aun así me preguntaron que si iba a cantar y al responder que no, la señora de aquella reunión me dijo: “si no quieres tomar una copa, ni comer, ni cantar, ¿a qué has venido?”. No voy a decir la respuesta que dí, pero son detalles desagradables, porque la gente a veces se olvida de que cuando mi hermana o yo vamos al Rocío, somos personas normales y corrientes, que pagan en su reunión como cualquier otra persona lo hace en la suya y que únicamente sale la artista cuando hemos ido contratadas.





5.- Se tiene la sensación, con respecto al Rocío, que el artista está “llamado” a ser “sinvergüenza”, parece que el hecho de ser artista no te permite tener devoción y sólo va a la Romería para otros intereses. ¿Qué opináis?

Pues sí, -contestan casi las dos a la vez-, desgraciadamente así es como piensan muchas personas. A mi madre una vez le hicieron un comentario insinuándole que al Rocío se va para cosas que están bastante alejadas de la devoción y mi madre respondió que quizá esa persona sabe de eso porque es lo único que ha vivido.

Puede que tenga algo de culpa que desde antiguo se dice de los artistas, sobre todo de las mujeres, que son algo “ligeras” y sin embargo eso no es para nada verdad. En nuestro caso te puedo decir que lo único que conocemos de las ferias a las que vamos a cantar, son las Casetas municipales, donde nos contratan. Entramos por detrás, nos atienden y, normalmente, nosotras también atendemos a nuestro público, firmándoles autógrafos cuando nos los piden. Si el concierto es en un Teatro no nos da tiempo ni a conocer el pueblo o la ciudad a la que hemos ido, porque lo único que vemos es el camerino en el que nos tenemos que arreglar para subirnos al escenario.

Al Rocío se va por devoción y está claro, -dice Carmen-, que nosotras vamos al Rocío por la Virgen.

6.- Lo más bonito y lo más doloroso que recordáis, hasta ahora, como artistas, ¿qué es?

Hay varias cosas: una muy bonita para nosotras fue cantar en Barcelona con un millón de personas compartiendo escenario con Isabel Pantoja. También cuando cantamos a Rocío Jurado, en el programa “Sorpresa Sorpresa” o cuando hemos cantado en Sanlúcar, nuestra tierra, con miles de personas y mis padres entre el público, reconociéndonos como profesionales... Tenemos muchos momentos de gloria, pero lo más importante siempre es el reconocimiento de la gente.
Una cosa que me pasó preciosa, -dice Carlota-, fue cantar en el escenario estando embarazada a pesar de que mi hermana Carmen me decía que no saltara, que no me moviera demasiado por si acaso se me adelantaba el momento del parto.

Lo más triste, fue tener que subirnos a un escenario a los pocos días de haber fallecido nuestro padre.

Otra cosa que nos llega es que el público se identifique con lo que cantamos. El otro día en Alcalá, hicimos alusión a uno de nuestros temas, que explica que los hombres que tienen como compañeras a mujeres de bandera, tienen sus meteduras de pata y luego se arrepienten. Y una señora que había ido a vernos se pegaba en la cara porque a través de nuestra música sentía su propia historia. A ella le había pasado con su mejor amiga.

Hay quien puede pensar que cantamos “culebrones”, pero es la vida misma, es lo que hay y son realidades de todos los días. Con nuestros temas han llorado y también han reído nuestros seguidores.

7.- ¿Le roba mucho tiempo la música a la familia?

Procuramos que no, que sea lo menos posible. Si cantamos en Badajoz, por ejemplo, nosotras volvemos a casa, así terminemos a las siete de la mañana. Solemos viajar con el tiempo justo, nos basta con llegar una hora y media antes de actuar, lo suficiente para arreglarnos y subirnos al escenario. Y después de actuar, intentamos volver lo antes que podemos. Mis hijos, -dice Carlota-, cuando despiertan ven a sus padres con ellos.

8.- ¿Qué tal ve vuestra familia que seais artistas, qué tal llevan vuestra popularidad?

Con total naturalidad. Están acostumbrados y lo ven como algo totalmente normal. Incluso mis sobrinos, -sonríe Carmen comentando las bromas de los pequeños de la casa-, se meten con nosotras, nos comparan entre nosotras dos: dicen que la graciosa es su madre, y yo la que canta mejor... Las cosas de los niños.





9.- ¿Siempre habéis tenido el apoyo de vuestra familia o alguna vez os dijeron que no os metieráis en esto?

Nunca. Al revés: siempre nos han animado. Nuestra madre nos empujó a dar el paso. Cuando nos lanzamos por primera vez, -explica Carmen-, lo hicimos por la puerta grande. Grabamos un disco, se nos dieron premios, las mejores letras, las mejores sevillanas... Eso sí, no había más de tres galas. El traje había que ventilarlo de una gala a otra. Yo estaba trabajando, limpiando en una casa y cuando me salía una gala tenía que esperar a cobrar para poder pagar el traje. Y mi madre y una tía decían: “cuando tengas que actuar en Sanlúcar, estrena un traje, aunque te tengamos que dar la paga”. Se nos juntó un problemilla discográfico, con el productor, de la noche a la mañana nos vimos tiradas mi hermana y yo, sin saber por qué. Cada uno nos decía una cosa. Eso fue, más o menos, en el año 1990 ó 1991.

Pero en el año 1993, -sigue hablando ahora Carlota-, yo conocí a mi marido y él nos animó a grabar. Era fans nuestro, guardaba nuestros discos de vinilo. Nos decía que lo intentáramos otra vez, que en lo que él pudiera nos ayudaría y entonces empezamos con mi cuñado Ramón, nos llamó Miguel Moyares, y así, poco a poco, fuimos saliendo otra vez.

Mi madre decía que le diéramos el gusto de grabar otra vez, y eso nos llevó a ir hacia delante, una vez más.

10.- Carlota, tú acabas de comentar que conociste al que hoy es tu marido cuando ya eráis conocidas. ¿Se tiene miedo de iniciar una relación cuando se es famosa, quizá por temor a algún tipo de interés por parte de la otra persona?

En mi caso no. Nosotras teníamos dos discos. Éramos muy conocidas, sí, pero en aquel momento no teníamos galas, no cantábamos, estábamos en paro. Mi marido, entonces mi novio, me invitaba a todo, prácticamente era el que me lo pagaba todo. Por lo tanto no me dio tiempo a pensar en ningún momento que pudiera tener otras intenciones.

En el 1995 nos casamos y en el 1996 que ya iban mejor las cosas, mi hermana Carmen todavía estaba trabajando.

Teníamos 62 galas y, efectivamente, -continúa ahora Carmen-, yo seguía trabajando. Llegaba a las seis y media de la mañana y descansaba un par de horas para irme a trabajar otra vez en la casa donde estaba. Cuando me fui me dio pena porque estuve muchísimos años allí.

11.- ¿Salen amigos repentinos que se aprovechan de la fama? ¿Habéis ganado o perdido amigos desde que sois artistas reconocidas?

Los que vienen ahora y hablan de amistad en dos días, sinceramente, no son mis amigos. Pero nosotras vamos a la feria con la misma gente que íbamos hace treinta años, con los de siempre. Algunos amigos, como imagino que le pasará a todo el mundo, se retiraron y otros también llegan nuevos, pero sabemos perfectamente quiénes están y son de verdad.

12.- Carmen, sabes que suele decirse que “nadie es profeta en su tierra”, ¿en vuestro caso esto es así o habéis sentido siempre el calor de la gente de Sanlúcar?

Nos ha costado mucho trabajo, no nos han regalado nada, pero mira, tenemos la insignia de oro de la ciudad, tenemos una plaza, nos premiaron como mujeres trabajadoras, tenemos aquí conciertos... No nos podemos quejar, pero nos ha costado.





13.- Nunca se os ha ocurrido marcharos a vivir a otras ciudades, a pesar del salto de gigante en vuestra carrera musical. Siempre habéis permanecido en Sanlúcar de Barrameda.

Y aquí seguiremos, si Dios quiere, hasta que nos muramos.

14.- Sé que lo que os voy a preguntar forma parte de la intimidad de cada persona y de la vuestra en particular, pero ¿habéis notado la mano de la Virgen del Rocío en vuestro trayecto?.

Muchísimas veces, -dicen las dos hermanas a la par-. Justo antes de comenzar ésta entrevista, -toma la palabra Carlota-, hemos entrado en la Capilla y hemos estado rezando a la Virgen, le he encendido sus velitas... Yo le hablo con mucha familiaridad, como si le estuviera hablando a mi madre, a mi hermana o a una amiga y le he pedido que ayudase hoy a mi niño que tiene examen.
Nos ha echado un capote tantas veces... que el que lleva camino del Chaparral cuando va a su pueblo lo hemos sentido sobre nosotras cuando le hemos pedido ayuda y nos la ha dado.

15.- Y vuestra historia como rocieras ¿cuándo empieza?

Empezamos a hacer el camino en el 1978 aproximadamente, pero desde muchos años antes íbamos por carretera. Hace seis años, -habla Carlota-, me quedé embarazada de mi niña y ese es el tiempo que llevo sin ir. Carmen ha estado esta pasada Romería, fue a ver salir a la Virgen.

16.- ¿Siempre habéis hecho el camino con la Hermandad de Sanlúcar?

Siempre, -responden las dos-.





17.- ¿Y tenéis algún momento especial en vuestro corazón desde que sale la Hermandad de Sanlúcar hasta que vuelve?

Yo tengo mi momento, -dice Carlota-, el viernes por la mañana, cuando se reza el Ángelus antes de llegar a Canariega. También el viernes, a las ocho de la mañana, cuando el Simpecado se pone en camino y llegar nosotras y ponernos a cantarle, cuando apenas hay gente, y se van acercando unos y otros y así, acompañándolo hasta las doce que se le reza el Ángelus… Ese momento para mí es único. Esas horas no se pueden explicar.

Todos los momentos son especiales, -añade Carmen-, a mí me encanta cuando empieza a arrimarse gente al Simpecado, todo el mundo andando, y el Hermano Mayor animándonos a cantarle y a no dejarlo solo… Le hemos cantado muchas veces al Simpecado y a nuestro carretero. Nos ha pasado muchas veces que el carretero ha parado nuestra carreta de Sanlúcar con su Simpecado y ha empezado a llegar gente y más gente y cuando ya no se cabía, nosotras nos hemos retirado prudentemente pero dejando a nuestro Simpecado con mucha compañía.

Por supuesto eso sin contar la salida de la Virgen, la Virgen de procesión que es lo más importante, pero esos momentos que te hemos contado son muy significativos para nosotras. También la Misa de la Hermandad, a las siete de la tarde del domingo.

18.- ¿Qué supone para vosotras el paso de la Virgen del Rocío por la puerta de la Hermandad de Sanlúcar?

Ahora mismo, sólo con la pregunta, -comenta Carlota-, se me ponen los pelos de punta de acordarme. Allí hemos sentido de todo. A mí llegaron a acercarme una vez a tocar sus varales cuando pasaba por nuestra Hermandad, no hay palabras.

19.- ¿Le habéis cantado alguna vez durante la procesión?

Imposible, nunca hemos podido. Una vez, un grupo de almonteños nos invitó a esperarla en el poyete de nuestra Hermandad, con la intención de acercárnosla para que le cantáramos, pero nos quedamos muertas cuando la tuvimos allí. Nunca lo hemos podido hacer. Yo me puse a mirarla y la emoción me podía y la voz no sale.

A mí me pasa en el Rocío algo parecido a lo que siento cuando escucho cantar una saeta en Semana Santa, -nos cuenta Carmen-, personalmente sería incapaz de cantarle. Se me mezclan sentimientos y es algo que ya he asumido que no va a ocurrir, porque sólo de escuchar me emociono y hacerlo yo lo veo casi imposible. Creo que no podría. Pero no sólo el hecho de cantarle, cuando escucho a alguien decir con sentimiento “¡Viva la Virgen del Rocío!”, se me pone piel de gallina, o cuando hacen las peticiones en el Rosario y yo me pregunto: “¿cómo puede esta mujer pedir hacia afuera si yo quisiera y no puedo?”.

20.- Hay quien dice que a los artistas se les ve poco en la ermita.

Nosotras hemos estado en casas retiradas de la Ermita y eso no ha impedido que vayamos a verla todos los días y no sólo una vez, porque nos sabe a poco y además no entiendo a la gente que va al Rocío y no va a ver a la Virgen, y no pisa la Ermita. No lo entiendo, la verdad, -afirma Carmen-, y no digo con eso que el que esté todo el tiempo en la ermita sea más o menos rociero, pero para nosotras sería un disparate estar en el Rocío para no verla.





21.- ¿Y habéis vivido algún momento especialmente emotivo en la Ermita?

Nos impresionó mucho una vez cómo entraban varias personas de rodillas desde la puerta hasta el Altar, -dice Carlota-.

Yo he vivido algo muy especial en dos ocasiones distintas, con mi hermana Rocío y con mi hermana Encani, nos cuenta Carmen con los ojos llenos de lágrimas. La primera vez que mi hermana Rocío visitó a la Virgen en su Ermita lo hizo con nosotras y llevaba una promesa. Mi único deseo era que ella la tuviera muy cerca. Cuando la Virgen salió de su Ermita yo la empujaba hacia la Virgen, y se hizo un hueco y el hecho de ver a mi hermana tan cerca de la Virgen fue para mí inexplicable.

Mi hermana Encarni también tenía promesa que debía cumplir en la peregrinación de octubre. Le costó mucho trabajito seguir adelante, pero las cuatro hermanas nos fuimos con ella, respetando su silencio y lo que ella tuviera con la Virgen y cuando llegó y vio a la Virgen… Ya te lo puedes imaginar.

Fíjate, Paqui, -me dice Carlota-, que yo he llegado a un punto que ya no le pido, porque pienso que Ella sabrá lo que Dios tiene que darme.

22.- Entonces podría decirse que vuestras conversaciones con la Virgen son más para darle las gracias que para pedirle

Totalmente. Le damos gracias por la familia que tenemos, por dónde vivimos, por la salud, porque estamos bien, porque tenemos para comer, y lo único que le pedimos es que le dé a todo el mundo un poquito, trabajo para todo el mundo, salud para todo el mundo… Que todo el mundo tenga un poco de bienestar.

23.- ¿Qué sueño os gustaría alcanzar? ¿Os queda alguno por conseguir?

Tengo dos sueños, dice Carlota: uno es estar alguna vez bajo el paso de la Virgen del Rocío. El otro es poderle cantar, pero en su Ermita, sin que haya gente. Que mi hermana y yo pudiéramos cantarle a la Virgen del Rocío en un momento de intimidad. Es una deuda pendiente con Ella.

24.- Carmen y Carlota, me gustaría que en estas últimas líneas de ésta entrañable entrevista os dirijáis a los miles de lectores diarios que pasan por las páginas de Periódico Digital Rociero.

Yo les diría, -habla Carlota-, que nada más que hay que mirar a la Virgen del Rocío a los ojos, que Ella siempre va a estar ahí, ayudándonos. Que los que están pasándolo mal piensen que no hay mal que cien años dure y que Ella es la que guía y cuida a todos los rocieros.

Además de lo que ha dicho mi hermana, -concluye Carmen-, yo quiero daros las gracias por la entrevista y por el apoyo que recibimos Las Carlotas que esperamos seguir eligiendo los temas que creemos más les pueden llegar y gustar a nuestros seguidores.

La agradecida e ilusionada soy yo, por haber tenido la suerte de entrevistar a dos artistas como la copa de un pino, que por encima de todo lo que valen cantando, ofrecen tanto como personas y muestran a cuantos se le acercan la mejor de las sonrisas, llevando con orgullo, por supuesto, su Fe y su devoción rociera. Y os deseo que muy pronto, ese sueño que deseáis alcanzar de cantarle en intimidad a la Virgen del Rocío en su ermita, podáis cumplirlo.