¿Por qué os alarmáis?

Hoy domingo, en la jornada del día del Señor, compartimos con nuestros lectores de periodicorociero.es una reflexión del Beato Guerrico de Igny sobre algunas citas bíblicas.

Cuando Jesús vino a sus apóstoles, siendo así que “las puertas estaban cerradas, y que se puso en medio de ellos, llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma” (Jn 20, 19; Lc 24, 37). Pero cuando él exhaló su aliento sobre ellos diciéndoles: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 22), y cuando después les envió del cielo este mismo Espíritu como un nuevo don, este don ha sido una indudable prueba de su resurrección y de su nueva vida.

En efecto, es el Espíritu quien da testimonio primeramente en el corazón de los santos y seguidamente a través de sus palabras que Cristo es la verdad, la resurrección verdadera y la vida.

Por eso los apóstoles que en principio habían dudado incluso teniendo delante de ellos su cuerpo vivo, “daban testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor” (Hch 4, 33), después que habían gustado este Espíritu que da vida.

Es mucho más ventajoso para nosotros acoger a Jesús en nuestro corazón, que verle con nuestros ojos o escucharle como habla. La acción del Espíritu Santo sobre nuestros sentidos interiores es mucho más poderosa que la impresión que pueden hacer en nuestros sentidos exteriores los objetos materiales…

Y ahora, hermanos, ¿cuál es el testimonio que el gozo de vuestro corazón proporciona a vuestro amor a Cristo?... Hoy en la Iglesia son muchos los mensajeros que proclaman la resurrección y vuestro corazón exulta y exclama: “¡Jesús, mi Dios, es vivo; son ellos quienes me lo han anunciado! Ante esta buena noticia, mi espíritu desalentado, tibio y adormecido, ha recobrado vida. La voz que proclama esta buena noticia hace despertar de la muerte incluso a los más culpables…”

Hermano, la señal por la cual tú reconocerás que tu espíritu ha recobrado vida en Cristo, es este: si te dice: “¡Si Jesús está vivo, me basta!” ¡Oh, Palabra de fe y muy digna de los amigos de Jesús!... “Si Jesús está vivo, me basta!”.