Si muere da mucho fruto

Hermosa reflexión del Papa emérito Benedicto XVI sobre el significado de ser cristiano que hoy, domingo, les compartimos a nuestros lectores de periodicorociero.es

Ser cristiano significa, en primer lugar, separarse del egoísmo que no vive más que para sí mismo, para entrar en una orientación profunda de la vida hacia los demás. En el fondo, todas las grandes imágenes de la Escritura traducen esta realidad. La imagen de Pascua (...), la imagen del Éxodo (....), que empieza con Abrahán y que permanece como ley fundamental a lo largo de la historia sagrada. Todo ello es expresión de este mismo movimiento fundamental que consiste en desprenderse de una existencia replegada sobre sí misma.

El Señor Jesús anunció esta realidad de la manera más profunda en la ley del grano de trigo que manifiesta, al mismo tiempo, que esta ley esencial no sólo domina toda la historia sino que marca, desde el principio, la creación entera con el sello de Dios: “En verdad os digo, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo y no da fruto; pero si muere dará mucho fruto.”

En su muerte y resurrección, Cristo cumplió la ley del grano de trigo. En la eucaristía, en el pan de trigo, se hizo verdaderamente el fruto centuplicado (Mt 13,8) del que vivimos todavía y siempre. Pero en el misterio de la santa eucaristía donde permanece para siempre “aquel que es para nosotros”, nos invita a entrar, día tras día, en esta ley que no es más que la expresión de la esencia del amor auténtico (...): salir de si mismo para servir al otro. El movimiento fundamental del cristianismo no es, en último análisis, otra cosa que el simple movimiento del amor por el que participamos en el amor creador de Dios mismo.