Caminando hacia dos siglos

Así me sentía cuando faltaba solo un año para que mi Hermandad cumpliera su bicentenario.

A Conchita y Cecilia, rocieras desde el seno materno.

Pequeñas, venid conmigo un momento. Quiero contaros algo. Ahora que ya estamos en 2013, ¿sabéis que solo falta 1 año para que nuestra Hermandad, la del Rocío de Umbrete, cumpla doscientos años de vida?

Sí, será en 2014. Dos siglos nada menos. Qué lejos queda ya aquel 1814, cuando unos valientes, porque hay que ser siempre valiente en la fe, dieron el paso de formalizar como hermandad lo que era una devoción asentada en aquel pueblo, entonces más pequeño que el que hoy conocéis, pero donde la semilla franciscana y la entrega a la Madre de Dios hicieron posible esta realidad.

En 2014 seréis algo mayores, podréis recordar para siempre cómo conmemorará este rinconcito del Aljarafe los dos siglos de su Hermandad del Rocío. Porque una celebración así tendrá que ser importante. Ya habéis tenido ocasión, aunque seáis pequeñas, de comprobar cómo el Rocío está en la misma columna vertebral de este pueblo.

Hay una Placita con una Virgen del Rocío donde todos los umbreteños se santiguan al pasar. Hay un viejo simpecado, polvoriento de caminos, en un retablo de la majestuosa parroquia, donde todos se detienen a murmurar un rezo. Hay un Cajón, que el año pasado cumplió, se dice pronto, cien caminos, incomparable, orgullo de un pueblo, que luce tras la reja de la Casa Hermandad, ¿y quién puede resistir mirarlo cuando se pasa por delante?

No solo es lo visible y físico, es lo sentimental e invisible. Es esa sensación de espera lenta y emotiva hasta que llega Mayo, es ese pellizco de sonido tempranero de tamborilero recorriendo el pueblo cuando faltan diez días para que salgan las carretas, son esos latidos de cohetes que anuncian los cultos, es esa emoción de peregrinación extraordinaria de marzo, es esa imagen antigua de Casa Hermandad abierta para despedir a los que pasan en su último camino, cuando ya su marisma es celeste. Es esa herencia de devoción que continúa cuando un abuelo lleva a su nieta recién nacida a que le impongan la medalla en la Función Principal. Es esa estampa añeja de carretas dispuestas en las calles, arreglándose y preparándose hasta las últimas vísperas, es esa sevillana que se baila el Miércoles de Carreta delante del Cajón, y “vámonos p’alante” que nos esperan las sendas de nombres mágicos….Marlo, Laguna de los Playeros, Quema, Raya, Palacio, Matasgordas, Ajolí, Rocío…

Ahora que venís de la mano de vuestros padres y abuelos, a quienes, por ley de vida, habréis de llevar vosotros algún día, podéis llenar los ojos y el alma de tanta belleza, tanta entrega y tanto esfuerzo, para seguir caminando hacia Ella, y recibir el legado de la historia rociera de Umbrete.

Porque, eso sí, pequeñas, si nuestra Hermandad va a cumplir dos siglos, lo hace porque muchos, y buenos rocieros, han puesto los pilares de la continuidad con firmeza de peregrinos convencidos. Y sobre todo, porque han tenido como faro y guía a la Madre y Señora de las Rocinas. Un rociero cabal lo dijo a la vuelta de un camino, y lo repitió, en recuerdo de su ausencia, nuestro director espiritual en una peregrinación de marzo: “Todo por la Virgen, Todo por Ella”.

Solo así se camina con rectitud, agarrado a su reja de la esperanza y de la fe, no dejándose llevar por vanidades ni glorias efímeras de cargo. Ella siempre tendrá una mirada tierna para los corazones rocieros íntegros. Y Umbrete, con su Hermandad, un arca donde sellar, cada primavera, la renovación de un Pentecostés que se recibe y se entrega por generaciones.

Podéis sentiros orgullosas de esta forma grandiosa de vivir nuestra fe. Y de formar parte de una hermandad que se acerca a su bicentenario. Que la Virgen nos dé salud para vivirlo y compartirlo. Que nos haga ser más hermanos y más Hermandad.

Que Dios nos bendiga y nos guarde. Viva la Virgen del Rocío.

Ricardo José Calvo León, para Periódico Digital Rociero