Cosas que llegan al corazón

Entro a diario en Periódico Rociero, en todas sus noticias, desde la primera a la última, leo los artículos, los editoriales, lo hago todos los días porque además de estar bien informado, me ayuda tremendamente.

Me han llegado muchas cosas al corazón, muy adentro. Más de lo que podéis imaginaros. Yo, como no sé escribir casi nada, nunca me hubiera planteado que se me iba a pedir un artículo, nada más y nada menos que para éste periódico que es leído por tantas personas, puesto que sentir tengo muchos sentimientos, pero escribirlos, creo que no me saldrían como debería ser, pero aceptada la petición, aquí estoy en ello.

La Virgen del Rocío está muy presente en mi casa. En mi caso mi mujer es la devota de la Virgen del Rocío y yo solamente soy el que la llevo a verla. Nunca he comprendido muy bien todo lo que rodea al Rocío y no he querido meterme en ello, pero como quiero mucho a mi mujer le dije un día, “yo te llevo cuando tú quieras, pero en romería no que me da miedo”. Y así fue hasta hace tres años que me fui el domingo por la mañana y me volví el lunes por la noche.

Parte de culpa se la debo al editorial de cada día que leo en Periódico Rociero. No pongáis caras extrañas porque esa es la verdad. Yo he aprendido lo que es el Rocío por lo que siento cuando leo la profundidad de los mensajes que los editoriales o los artículos dedican a la Virgen, que son impresionantes. He ido perdiendo el miedo a ir a la romería por eso, porque habláis de una parte que le hace mucha falta a las personas para que sepan que hay un Rocío de verdad que es la Virgen, y ese es el que yo veo que hay que buscar cuando van a ver a la Virgen en su romería. Ese es el único Rocío que yo encuentro cuando leo por aquí, la Virgen y siempre la Virgen, el resto de "los rocíos" que me han querido vender no me han interesado nunca y por eso me asustaba tanto, porque no son el Rocío de verdad que nada más que es Ella.

Os tengo que dar las gracias porque gracias a vosotros hice realidad el sueño de mi mujer, más que el mío, y después resulta que también yo estoy viviendo un sueño, el de irme haciendo rociero cada día.