De Bruselas al Rocío

Aunque de pequeña nunca me hablaron de la Blanca Paloma o del Rocío, yo sentía una extraordinaria fascinación por la romería, la Blanca Paloma y el bendito Pastorcito cada vez que veía imágenes de la Aldea y su fiesta grande en la televisión.

A pesar de tener orígenes andaluces y de ser practicantes en nuestra Fe, no se había vivido en mi casa la Fe rociera. Pero había algo en mí que me llamaba a acercarme a Ella y a su Divino Hijo.

Y no pudo ser de la forma menos pensada… y en la ciudad menos pensada… En Bruselas tuvo que ser. La capital de Europa me dio la oportunidad de conocer esta bendita advocación, sus tradiciones y su Fe.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rocio de Bruselas me abrió sus puertas de par en par allá por el 2006 y me uní a ellos para siempre en el momento que me impusieron la medalla de Hermano en una bella eucaristía en la emblemática Iglesia de Notre Dame du Sablon, en la que también participé activamente en el coro. No sabía muy bien lo que iba a ser de mi vida a partir de ese momento, pero me encomendé a Ella y me puse en sus manos. Y puedo decir que hasta el momento nuestra Madre no me ha defraudado y que el camino a su lado ha sido maravilloso y sorprendente y que espero que siga siéndolo muchos años más. Y me ha permitido vivirlo con parte de mi familia, ya que mi madre se hizo igualmente Hermana y vivimos las romerías juntas.

Ser Hermana de la Hermandad en Bruselas me permitió retomar las raíces con mi cultura española, con la gastronomía, con el folklore… pero lo más importante, me permitió reencontrarme con mi Fe cristiana que se había quedado un poco “olvidada” tras años de convivencia con varias culturas europeas. Me permitió rencontrarme como persona y aprender lo que es vivir como una rociera. Bueno, y sigo aprendiéndolo, porque considero que todos los días se aprende algo nuevo de este maravilloso mundo del Rocío y de nuestra Madre.

Por motivos laborales tuve que regresar a España tras 16 años en Bruselas pero esto no me impidió seguir siendo Hermana de la Hermandad y seguir compartiendo la Romería con MI Hermandad. Cierto es que el estar en Madrid me ha dado una visión más amplia de la vida rociera a través de todas las Hermandades del centro de España que me han acogido como una amiga. He tenido la maravillosa suerte de contar con rocieros de casta en mi vida que me acompañan en mi caminar diario y de los que aprendo muchísimo. Además, muchos se han convertido en amigos de verdad. Yo por todo ello no puedo más que estar agradecida a mi Virgen del Rocío, por todo lo bueno que ha puesto en mi camino desde aquel Mayo del 2006 en el que decidí entrar a formar parte de la familia rociera universal y por todo lo bueno que espero encontrar en los años venideros como rociera.

Porque ya lo dice una de nuestra sevillanas:

“La Fe no tiene distancias…
Ya lo decía mi abuela
Para vivir el Rocío
Venimos desde Bruselas!”…


María de la Cruz Novoa Garrido
Delegada de Romerías en España,
Hermandad de Ntra. Sra. Del Rocío de Bruselas.