Reflexiones de San Agustín sobre Pentecostés

«Todos les entendíamos proclamar en nuestra lengua las maravillas de Dios»

Nosotros hemos visto con alegría, mis hermanos, levantarse el día de Pentecostés, donde la Santa Iglesia resplandece a los ojos de los fieles y sus corazones inflamarse. Nosotros celebramos en este tiempo a Nuestro Señor Jesucristo, en su Resurrección y la gloria de su Ascensión, el envío del Espíritu Santo...

Este soplo purifica los corazones de su mancha carnal; este fuego consume la vieja codicia; estas lenguas que hablarán los Apóstoles colmados del Espíritu Santo, prefigurarán la difusión de la Iglesia en lenguas por todas las naciones. Así, del mismo modo que después del diluvio la impiedad de los hombre edifica una torre alta contra el Señor, cuando el género humano merece ser dividido en lenguas diversas, si bien cada nación hablaría en su propia lengua sin ser comprendida por las otras naciones (Gn 11),así la humilde piedad de los creyentes lleva hacia la Iglesia la diversidad de estas lenguas. Así como la discordia que estaba dispersa la caridad la reúne y los miembros dispersos del único género humano serán religados entre ellos con Cristo, el unico Señor, y serán recreados por el fuego del amor en la unidad de este cuerpo santo.

Hermanos míos, miembros del cuerpo de Cristo, semillas de unidad, niños de paz, transcurrid este día en la alegría, celebradlo en la seguridad. Pues lo que estaba anunciado en estos días en que el Espíritu Santo tendria que venir, es lo que se ha cumplido en vosotros. Cada uno de los que reciba el Espíritu Santo hablará el solo todas las lenguas. Es que hoy la unidad misma habla todas las lenguas en todas las naciones, esta unidad en la que poseéis el Espíritu Santo, vosotros no seréis separados por ningún cisma de la Iglesia de Cristo, ella que habla todas las lenguas.