Poco a poco




Poco a poco se nos va yendo enero y, en breve, por fin dejaremos de equivocarnos cuando hemos de indicar en qué año estamos (al principio se suele poner el que dejamos atrás). En un abrir y cerrar de ojos entramos en la última semana del primer mes del año, el mes de los propósitos y las buenas intenciones, el de la cuesta arriba que se sube con optimismo.

Poco a poco vamos entrando en la normalidad, y con esa normalidad llega también el aterrizaje en las realidades cotidianas, que unas veces nos abruman, otras nos levantan el ánimo y la mayoría nos sirven para aprender nuevas lecciones con las que seguir creciendo.

En cada caída, cada avance, cada parón en el camino, contamos con un bastón que nos ayuda a levantarnos, a seguir, a no aletargarnos por el cansancio y, ese bastón firme está disponible en todo momento, en enero y en diciembre, en cualquier día y en cualquier lugar. Ese bastón lo tenemos al alcance de una pizca de fe, a un salto de nuestra confianza en la mejor intercesora que puede tener un rociero: nuestra bendita Madre del Rocío.

Con Ella a nuestro lado, las cuestas empinadas nos llevan a una cima, los propósitos acaban cumpliéndose, poco a poco, pero cumpliéndose; las buenas intenciones se tornan acciones y el ánimo acaba por emerger de las profundidades del alma.

Mientras sea Ella el bastón de nuestras vidas, nada debemos temer. Solo María es capaz de rociar de esperanza lo que cualquiera de nosotros daríamos por perdido.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es