Esto va por ti: tú también puedes conseguirlo



Asusta la oleada de violencia que se extiende por la red, con mensajes invitando a practicarla, con imágenes que, más allá de ponernos la piel de gallina, nos estremecen hasta lo más recóndito de las entrañas, nos hieren el alma salvajemente y acaban por hacernos sucumbir a un miedo que intentamos disimular y que buscamos, por todos los medios, dejar ir para que no nos deje quietos.

Bombardeos, tiroteos, decapitaciones, niños aprendiendo a usar las armas y que desconocen la existencia de los juguetes, a los que aniquilan como si fueran enemigos, a los que degüellan como si fueran adultos opuestos a los fines de sus padres y de ideologías que distan mucho del verdadero amor.

Veréis, amigos lectores de periodicorociero.es – Periódico Digital Rociero, los cristianos, los rocieros, los cofrades, deberíamos saturar la red con una oleada masiva de paz, invirtiendo nuestro tiempo en crear imágenes que promuevan el amor, desechando cualquier mensaje que nos lleve a contemplar la violencia en cualquiera de sus formas.

Llenemos la vida y la red con palabras que inviten a avivar el fuego de la esperanza, con una imagen de alguna acción pacífica que alguien realizó ante ti y de la que fuiste testigo, y tuviste la suerte de retener en tu teléfono móvil. Visitemos los hospitales para hacer compañía a los enfermos que están solos, animémonos a jugar con los niños de las plantas de oncología que se pasan meses entre las paredes de los hospitales. Busca en tu armario la ropa que no te pones, que aún sirve, mira si le falta algún botón y aprender a coser para que a otros no les falte ropa que ponerse. Prohíbete terminantemente quejarte de la comida, de la sal que le falta, de lo fría o lo caliente que te la sirvieron, y saboréala como el manjar por el que otros que pasan hambre se tirarían al suelo para llevarse tus migajas. Sonríele al agua que cae de tu ducha aunque se te quede fría y piensa en la gente que recorre kilómetros por un solo cubo de agua para compartir con todos los miembros de su familia. Mira a ver si la crítica que haces de los demás no es un efecto rebote de lo que tú mismo haces. Intenta ver el rostro del Pastorcito Divino en el prójimo, verás cómo piensas dos veces las cosas antes de decirlas. No seas altivo en tus relaciones, ni pretencioso porque todo te vaya bien; no olvides que muchos trabajan más que tú y tal vez merezcan más de lo que tú tienes haciendo menos. Sé generoso y ruega para que ellos recojan los frutos de su cosecha.

Con tantas palabras como gastamos al día, mostrando al mundo un idílico edén, llevemos a la práctica lo que decimos para que logremos esos ideales.

Hagamos de cada día un Rocío, porque el Rocío es Evangelio y el evangelio es Amor y los frutos del amor son inagotables, y del amor se deriva la paz, la unidad, la convivencia, el respeto, el abrazo, la alegría, las palabras que animan, la solidaridad, el consuelo, la humildad, la misericordia…

Probemos a hacerlo realidad. Somos muchos más de lo que nos imaginamos. Vamos a conseguir que las redes sociales no tengan espacio para otra cosa que no sea mostrar al mundo el amor en acción.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es