Perseverar en la oración




Te despiertas un día como si todo, absolutamente todo, fuera a ir de maravilla. Ves que brilla el sol y, tan pronto pones los pies en el suelo, estás dispuesto a afrontar la jornada con un entusiasmo fuera de lo común.

Hay quien aprovecha estos momentos para arriesgar, movidos por una intuición que les convence de algo bueno que tienen delante de sus ojos, no atisban a adivinar exactamente qué es, pero persiguen esa bendición sabiendo anticipadamente que van a conseguirla.

Te comentan: “Tengo la sensación de que algo bueno va a pasar” y te lo dicen con tal confianza que hasta quien escucha la frase considera que también será afortunado con esa bondad. Esos pensamientos son generados por la fe que nosotros vamos alimentando cada día, son traídos a nuestra mente y a nuestro corazón de las manos del mismo Dios que premia así nuestra confianza y poniéndonos cerca la meta.

Basta recordar las palabras del mismo Jesús cuando nos dice: ”Todo lo que tú pidas en la oración, cree que ya lo has recibido y lo recibirás”. Y nada perdemos con intentarlo. Todo puede ir de maravilla si tú confías en las maravillas del Pastorcito Divino, si eres capaz de cantarlas con la Virgen, que es un baño de constante Rocío del Espíritu Santo.

Por más que intenten vendernos una sociedad triste, injusta, vacía de valores, enferma y en crisis, los rocieros tenemos que gritar al mundo que son los hombres y no la sociedad, los que tenemos motivos para estar alegres, realidades en las que debemos ser justos, valores que podemos poner en práctica, sanaciones que podemos llevar al corazón de otros y, en lugar de crisis, soluciones para superarlas.

Porque lo creo así, porque estoy convencida del poder de la oración, te invito a ti, rociero, a que perseveres en ella. En lo bueno y en lo malo, ora creyendo que ya has recibido lo que pides. Te darás cuenta de la fuerza procedente del corazón de la Virgen del Rocío que estará intercediendo a la par que tú, con más insistencia que tú y llegando con todo lo tuyo a su Divino Niño.

Si un rociero no hace oración, está haciendo un camino distinto al del Rocío.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es