¡Hasta la coronilla!




Se difunden de forma continua toda una riada de mensajes por whatsapp, por facebook o por cualquiera de las distintas formas que componen actualmente las redes sociales, diciéndonos que si no compartimos o enviamos a San Judas Tadeo, a Santa Rita, a San Juan del Dinero, al Santo de la Abundancia, a San Pancracio, a San Torcuato, a Santa Juanita, al Niño Jesús de los poderes mágicos, a San José de las causas perdidas, a San Victorio de los casos complicados, a San Martín de los trabajos inmediatos y a San “puédelo todo”, si no los compartimos –les decía-, nos puede entrar un dolor insoportable de estómago, acarrearnos un mal gordísimo, atraer hacia nosotros las peores consecuencias o darnos una descomposición de larga duración. Por el contrario, también nos dicen que si los compartimos, en doce minutos recibiremos dos buenas noticias, en el mismo día se nos concederá lo que llevamos pidiendo tres años seguidos, con nueve envíos podremos alcanzar lo que nos parecía inalcanzable y en veinticuatro horas nos va a llegar todo lo bueno que hemos soñado.

Increíble, ¿verdad? Pues más increíble es todavía que “por si acaso”, los cristianos y rocieros nos dediquemos a difundir esta sarta de mentiras que contribuyen a crear superstición barata, y que no hacen sino convertir a los santos en unos seres vengativos y lejanos de Dios, que es quien, realmente, todo lo puede.

¿Os imagináis a San Judas Tadeo negociando con Dios dejarnos tuertos, o enviándonos un castigo si no le mandamos un mensaje a veinte o treinta contactos de nuestra lista? ¿Os habéis parado a pensar qué sería de los pobres mortales si Santa Rita o Santa Lucero del Alba tomaran nota de si hemos enviado correctamente los mensajes al número exacto que nos dicen para que el mal sea mayor o menor y decidir si nos envía una gastroenteritis o una gripe?

Eso por una parte, pero hay que tener narices para leer todos los días que es “el día del cáncer”, “el día de los discapacitados”, “el día de los enfermos”, “el día de la cadena de los mil ave Marías”…Y allá que vamos colapsando el whatsapp, o reproduciendo y poniendo en los muros estos mensajes.

Yo aconsejaría que antes de compartirlos mirásemos en los botiquines caseros si tenemos paracetamol, ibuprofeno, suero fisiológico o lo más básico, por si nos empezamos a notar indispuestos, eso por no decir una goma para un torniquete, o una sonda para los peores casos.

A esto hay que sumarle la cantidad de mensajes de personas desaparecidas que todos los días nos llegan, con número de teléfono incluido por si llegan a aparecer, mensajes que la policía y guardia civil se encargan de desmentir.

Desde luego, si nos propusiéramos anunciar con la misma fuerza y las mismas ganas mensajes de esperanza, de amor, de cercanía, de ayuda y de fe, el mundo sería otra cosa, porque no me puedo imaginar a los santos haciendo cola para ocasionarnos un mal, en vez de ayudar a la Santísima Virgen del Rocío en su tarea intercesora ante el único que actúa según su voluntad y mirando siempre por nuestro bien.

Yo, por si acaso, os garantizo que podéis estar tranquilos, que Dios es Amor, que el Espíritu Santo al que invocamos en Pentecostés reparte dones de gracia a quien se lo pide, que la Virgen del Rocío es un caudal de paz para quien deposita en Ella su confianza y que los Santos son trabajadores del reino de Dios que ruegan por nosotros continuamente.

¡Ah! Y se me olvidaba, si estás hasta la coronilla de recibir estos mensajes amenazadores, tétricos y asustadizos, comparte el editorial del día, a ver si sirve de algo.

Feliz jornada a todos, amigos lectores de Periódico Digital Rociero.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es