¿Un mundo sin sentimientos?




Parece como si nos hubiéramos acostumbrado a ver pasar el mal ante nuestros ojos. Parece como si cada vez nos afectara menos la miseria, la pobreza y la injusticia que vemos a nuestro alrededor.

Quiero pensar que solo lo parece, porque por fortuna hay quien se deja la piel y la vida trabajando a favor de los que menos tienen, levantando su voz por aquellos que perdieron la fuerza para levantar sus voces, luchando por un mundo mejor, más justo, más humano, más bondadoso.

A veces me llego a cuestionar si me está tocando vivir en una sociedad que hace caso omiso a valores como el respeto, la solidaridad, la compasión, la entrega… Y en su lugar solo corre por alcanzar poder, dinero, fama y éxitos efímeros, dejando de lado a quien se encuentra caído en el camino para que no empañe la imagen idílica de lo único que anda persiguiendo.

Me asusta llegar a entrar en esa espiral porque, curiosamente, cada vez son más los que viven en un mundo de fantasías que pretenden hacer realidad a costa de lo que sea y de quienes sean.

Pero veo dibujado todo lo contrario en el rostro de la Virgen del Rocío, que habla con su mirada, entrega con sus manos y guarda todo en su corazón.

En Ella veo que el mundo no es tan malo como quieren hacernos ver y como se promueve desde tantos focos distintos. En Ella, en la imagen bendita de la Virgen del Rocío, veo que el mundo, el ser humano que habita el mundo, está lleno de bondad y de nobles sentimientos que solo los valientes son capaces de exteriorizar y compartir. Y es que, hoy día, hay quienes se empeñan en sacar lo peor de nosotros para que se nos olvide que nuestras raíces no nacieron del odio y sí del amor ilimitado de Dios.

¿Un mundo sin sentimientos? No. Rotundamente no.
El mundo es inmensamente hermoso, abundantemente rico y pacientemente abierto, y nuestras actitudes y nuestras palabras y nuestros hechos podrían servir para abastecerlo, como si fuera el mayor de los cofres, de esos valores que están ahí, aunque parezcan olvidados, y que cada vez que nos vienen a la memoria nos hacen sentir bien con nosotros mismos y acarreamos bienestar para toda persona que se cruza en nuestro camino.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es