Los dos bandos




Cuando decimos estar posicionados “en un bando” parece que estamos dejando claro que todo lo que sea contrario al bando que hemos elegido no nos interesa y nada más lejos de la realidad.

Lo que sí es importante es posicionarse y no andarse con medias tintas, no se puede vivir en continua contradicción entre lo que pensamos, decimos y hacemos.

No se puede decir “Soy cristiano, pero practico el budismo”, por ejemplo.

Tampoco se pueden tener dos opiniones distintas sobre un mismo tema dependiendo de la gente con la que estés conversando.

Si tu color favorito es el verde, no puedes decir que es el blanco para no ser mal visto o sentirte juzgado por las personas cuyo color favorito sea uno distinto al tuyo.

La lista de ejemplos podría ser muy larga, pero lo que importa es el respeto que nos tenemos unos a otros, el trato que nos damos, la tolerancia (palabra que se emplea a menudo pero que carece de sentido si solo la queremos usar a nuestro favor), y poner en práctica los frutos del amor, como la generosidad, la amabilidad y la capacidad de ponerse en la piel de los demás antes de juzgar a la carrera.

A los pies de la Virgen del Rocío, cada vez que la visito, cuando veo la cantidad de personas que, como yo, llegan al mismo lugar para encontrarse con Ella, me fijo en que nunca hay distinciones, ni bandos, ni nada que distraiga su atención del Señor, al que nos presenta en sus manos. Y en sus ojos, que son un bálsamo de paz, descubro cómo reparte su consuelo, su esperanza, su cariño y su ternura a todos al mismo tiempo.

Ella no repara en la diversidad de opiniones, Ella solo se fija en que todos somos frágiles y necesitados de su misericordia.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es