¿Y si nieva aquí?




Recuerdo, cuando era más pequeña, cómo mi madre me contaba que, siendo ella pequeña también, una mañana amaneció el campo cubierto de blanco, mientras caían todavía algunos copos de nieve.

Como siempre he sido bastante soñadora, realista pero soñadora, siempre quise que alguna vez nevara en mi tierra, en Jerez. Algo que parece imposible, pero que si ocurrió cuando yo aún no había nacido, podría volver a repetirse.

¿Acaso pensé alguna vez que aquello que leía en mis libros de historia sobre epidemias de siglos pasados fuera a ser lo que estuviera viviendo en la actualidad? Y está ocurriendo. Estamos en medio de una pandemia luchando para ganarle la batalla.

Desde hace dos días, y más concretamente ayer, los medios de comunicación se vienen haciendo eco de las informaciones de distintas agencias de meteorología, que coinciden en que hay bastantes probabilidades de que en la mañana de este próximo domingo nieve en Jerez.

Ayer y hoy he visto imágenes hermosas de pueblos y ciudades en las que hacía muchísimo tiempo que no nevaba.

De pronto, caí en la cuenta de que ha venido siendo una petición que he hecho a Dios cada año: “Señor, a ver si también nieva aquí”, como quien espera que el gordo de la lotería de Navidad sea exactamente el número del décimo que compró en su administración.

No me quiero ilusionar demasiado, pero lo que tengo claro es que cada vez se equivocan menos los meteorólogos, porque cada vez son mejores los avances en los medios que utilizan para una mayor precisión.

Volviendo al recuerdo de mi infancia y, sobre todo, al recuerdo que mi madre me compartió de su niñez, siempre culminaba aquella historia diciéndome, “Díselo a la Virgen, verás cómo te escucha”.

Dicho y hecho. Todos los años, en cuanto el frío llega, vuelvo a echar una miradita al cielo para recordarle a la Virgen que no se olvide de ese detalle.

Quizá en poco tiempo, el Rocío de la mañana venga en forma de nieve. Quizá sea la señal de que Ella escucha todos los ruegos, los carga en sus manos y los lleva a puñados a las plantas de su Hijo. Quizá sea la respuesta a la súplica de un 2.023 cargado de salud, de paz y bien, y así se cumple lo que dice el refrán “Año de nieves, año de bienes”.

Que su intercesión actúe y Dios lo haga.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es