La crisis y el mal tiempo



De un tiempo a esta parte parece que los temas principales de conversación rondan en torno a la crisis y, más recientemente, al mal tiempo, unas veces porque nos morimos de frío y otras porque nos freímos de calor.

Parece que el pesimismo generalizado ha hecho que hasta el cielo presente su cara menos vista. Se ha cambiado el azul que, en Andalucía sobre todo, suele lucir de un intenso especial, por ese gris insistente que llevamos viendo desde hace días.

Digo lo del pesimismo porque es necesario y urgente que cambiemos de registro. Es imprescindible, por el bien individual y común, que cada persona haga un esfuerzo por convencerse a sí mismo de que es posible mejorar, de que las cosas están mejorando desde el momento en que así lo creemos y de que, uno a uno y entre todos, conseguiremos remontar esta cuesta arriba que se ha vuelto, para muchos, demasiado empinada.

Seamos optimistas. Eso no está reñido con el realismo. Pero más vale ser realista con una mirada abierta a un presente que progresa para prosperar que sumergirse en un agujero sin intención de salir de él.

A lo mejor es el tiempo idóneo para regresar a Dios al que apartamos con tanta facilidad de nuestro lado. A lo mejor es el tiempo de mirar a los ojos a la Virgen del Rocío, y de vernos en ellos y de recibir con humildad su ayuda intercesora porque no hay nadie autosuficiente, por mucho que se lo crea. A lo mejor es el tiempo de parar, de aprovechar para estar en familia, de recordarnos lo necesarios que somos todos. A lo mejor es el tiempo de espabilar y por eso es necesario ver tanto gris para valorar luego el azul del cielo, el sol que nos alumbra y todo lo que tenemos que nunca agradecemos lo bastante.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es