A sus tres Majestades, esperados con impaciencia un año más




Este año 2.023, Periódico digital rociero está celebrando su décimo cuarto aniversario. Por ese motivo, hemos seleccionado diversas editoriales que, a lo largo de este tiempo, y en diferentes épocas, tiempos litúrgicos o centradas en acontecimientos concretos, se han venido publicando en nuestro medio, para recordar con nuestros lectores. Y esta es una de ellas, y fue publicada el día 5 de enero de 2.021. Como siempre, con el deseo de que sea de vuestro agrado.

A sus tres Majestades, esperados con impaciencia un año más

Parece un sueño, queridos Reyes Magos, lo que todos los años, por estas fechas, vengo a revivir de nuevo, con recuerdos de antaño y preparada para la novedad y la sorpresa que os acompañan.

Por unos pocos de motivos, me veo escribiéndoos la carta sin saber por dónde empezarla porque –para no variar-, sigo aguardando esas cosas que, sin ser materiales, son las primeras prioridades y que, con el paso de los años, también se convierten en las más necesarias y más importantes.

Deseo que uno de vuestros cofres venga llenito de salud. Son demasiadas las personas a las que conozco que necesitan recuperar su salud y dejar a un lado la enfermedad y el sufrimiento.
Curiosamente, al pedirla para personas concretas, también la pido para mí y los míos, y os pido la salud en todos los aspectos de la vida: salud del cuerpo y del alma. Estando sanos físicamente y sanos del alma, la salud se extiende a otros tantos parámetros de la existencia y, de ese modo, vemos cómo todo lo que nos va rodeando es transformado para bien. Y ese bien es el que yo os pido como regalo.

Además de salud, seguro que en los cofres os cabe trabajo. De eso os van a pedir en muchos lugares y yo estoy convencida de que vuestra magia alcanzará para todos. Trabajo para aquellos que lo buscan, éxitos y prosperidad para los que lo tienen y consolidación para los que recién estrenaron su vida laboral.

No voy a negar que alguna cosilla material os he pedido, pero si tuviera que elegir entre las materiales y las no materiales, sin lugar a dudas me quedaría con la segunda opción, porque lo primero no es eterno.

También quiero pediros la unidad de las familias. Me apena cuando hay familias que viven en desunión; para mí, que he tenido justo lo contrario, es incomprensible que haya padres felices sin sus hijos o hijos felices sin sus padres, que se castigue a los abuelos o a los tíos sin sus nietos, y se prive a los nietos y sobrinos de sus abuelos y tíos. Que se diga continuamente a un hijo lo mucho que vale y a otro se le diga o se le haga sentir que no vale para nada. Que un miembro reciba todos los elogios y abrazos y a otro se le dé un beso y una palmadita en la espalda como si fuera una limosna… Unid a todas las familias del mundo, Majestades. Vosotros sabéis bien lo que es estar unidos, porque jamás os vi separados para entregar un solo regalo, llegáis a todas las casas y os repartís por igual entre los que os quieren y os esperan.

Para que a nada le falte la magia de la vida, os pido Amor por encima de todo. Yo sé que si el amor está en el lazo y el envoltorio de un regalo, ese regalo tiene más valor. Sé que si se trata a los demás con respeto, poniendo el cariño en el trato, el amor es correspondido. Sé que un poco que se haga con amor se convierte en mucho y que, por grande que sea un regalo, si no se hace con amor, pierde todo significado, carece de sentido.

Supongo que sabréis disculpar que la carta os la escriba desde el editorial de Periódico digital rociero. Me paso tanto tiempo frente a la pantalla, que es lo más inmediato que tengo para que os llegue antes de que empecéis vuestro viaje.

Traed bendiciones, por favor, para cada uno de los miembros de nuestras familias, empezando por los que están más cerca y sin dejar atrás a los que tenemos más lejos. No os olvidéis de mí ni de nadie. Que a todos nos llegue algo en ésta noche de magia y sorpresas, de generosidad y detalles, de fantasía e ilusión, de recuerdos e inocencia.

Conservad dentro de mí y de todos, la niña o el niño que no quieren terminar de irse, porque los adultos se plantean demasiado vuestra existencia y yo jamás voy a dejar de creer en vosotros.

Estoy medio atolondrada escribiendo, pues sé que hay muchas cosas que me faltan, y no quisiera que nada se quede en el tintero, pero también sé que sabéis absolutamente todo cuanto necesitamos, todo los anhelos y todos los bienes que querríamos para nosotros mismos y para los demás. Por eso, os ruego, Majestades, que esa estrella que nunca dejamos de perseguir, tengan la recompensa deseada, del mismo modo que vosotros fuisteis recompensados cuando, tras una estrella, os postrasteis ante el Rey al que andabais buscando.

Os mando mi abrazo más sentido y el de todos los lectores de periodicorociero.es que, a pocos de recibiros, sentimos los nervios a flor de piel y ansiamos vuestra llegada como principio de algo nuevo. Que toda novedad sea buena para cada rociero, para cada persona que busca la paz en la profundidad de los ojos de la Virgen del Rocío.

¡Feliz viaje, Majestades! Como siempre, a Baltasar le doy el achuchón más fuerte. Os espero siempre.

Atentamente,

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es