En las vísperas



Hoy, Viernes de Dolores, día mariano que, en las vísperas de la Semana Mayor, señala nuestro calendario, tenemos la oportunidad de asomarnos a los ojos de la Virgen para, de su mano, abrir nuestro corazón a la abundante gracia que se recibe de contemplar los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Hoy, en varios templos, todavía habrá imágenes expuestas a la veneración de los devotos y fieles en solemnes besamanos y besapiés. Respetaremos el ayuno, la abstinencia y la oración. Algunos reviviremos tradiciones que se mantienen y otros se incorporarán a ellas. Es Viernes de Dolores y en las casas cofrades y rocieras, en las casas cristianas se nota.

Pero lo más hermoso de este día es descubrir, a través de los siete Dolores que sufrió la Virgen por los padecimientos de su Hijo en su misión redentora, el gran amor del Señor por todos nosotros, y la fortaleza que recibimos de su intercesión mirando su ejemplo.

Los rocieros tenemos en la imagen de la Virgen del Rocío un balcón abierto en sus ojos, porque su mirada nos interpela, nos da paz pero no nos deja quietos, y provoca en nosotros una necesidad de conversión y de centrar nuestras vidas en el que Ella lleva en sus manos, que no es otro que Jesucristo.

Hoy es Viernes de Dolores, sí y bien podría ser un puente entre la Virgen y el Señor, un puente que nos acerca más a Él, que nos hace necesitarlo más y conocerle mejor, orientar nuestras almas al misterio grandioso de su amor, porque no hay mayor amor que el del Señor por nosotros.

Habrá quien tenga la sensación de haber tirado por la borda su cuaresma, de no haberla aprovechado con la responsabilidad y el respeto merecidos, de no haber hecho nada que, quizá, se pensaba hacer durante la cuaresma. Pero es Viernes de Dolores, y al darle la mano a la Virgen para caminar con Ella, estamos dirigiendo nuestros pasos a nuestra más profunda verdad, eligiendo a Jesús como centro, dueño y Señor de lo que somos y tenemos, como Salvador y Redentor.

Que Ella sea nuestra mano tendida hoy y siempre y que el recuerdo de sus siete Dolores que hoy recordamos, sea el puente seguro a la Salvación del Señor Resucitado.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es