Tengo el Rocío en mi vida




Tengo la suerte de contar contigo para todo. Tengo el alma abierta para ti. Tengo el corazón más pendiente de tus latidos que de los míos. Tengo el Rocío en mi vida.

Y la vida se me llena de paisajes que he guardado en la retina, que he grabado en el recuerdo, que he escondido en algún lugar de donde nadie pueda quitármelos, porque si me quedo sin su Rocío me falta todo.

Sin la Virgen soy un barco a la deriva que no tendría a quien siguiera remando si yo lo dejara de hacer, pero me siento asida a su mano, de la que no me suelto por nada en este mundo. Las veces que me ha dado alas para que lo haga en solitario, he necesitado depositar en su corazón el miedo que me causa sentirme sin su amparo y no he sido capaz de avanzar unos pasos. He regresado a Ella con la confianza de que antes de que mis tropiezos me hicieran caer al suelo, estaban sus manos a mi alcance para que no llegara a ocurrir.

Ella me ha levantado, me ha consolado, me ha escuchado, me ha perdonado, me ha comprendido, me ha querido y me quiere, con el mismo amor que nos puede querer Dios porque de ese es el amor del que Ella está llena.

Ella me ha limpiado las heridas que alguna vez sangraron en donde más duele, me ha acompañado en todos mis caminos, los que aparecían llanos y fáciles a mis ojos, y los más pedregosos y angostos.

En todo he sentido el paso de sus pies adelantándose a los míos, para advertirme del peligro o para decirme que siguiera adelante.

De nada vale, cuando se pasa mal, pensar que nos ha abandonado porque hemos sido privilegiados recibiendo tanto de su intercesión.

Y yo le doy gracias, le doy infinitamente las gracias, porque tengo el Rocío, su Rocío, en mi vida.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es