Presentado el cartel de la romería 2018 de la Hermandad Matriz de Almonte

El Domingo de Resurrección, la Hermandad Matriz de Almonte presentó el cartel anunciador de la Romería del Rocío de este año. Lo hizo, como es habitual, en la Asamblea General de Hermanos que celebraron en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción, de Almonte.

El artista que ha realizado este encargo ha sido el malagueño Raúl Berzosa. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, fue cartelista de la Semana Santa de Sevilla en 2015, de la de Málaga en 2017 o de la Hermandad del Rocío de Huelva en la romería de 2016, entre otros trabajos.

En el lienzo, la Virgen ocupa el centro de la composición y gran parte de la obra, donde se recuerda además los 25 años, que se cumplen en junio de este año, de la visita del Papa San Juan Pablo II a la aldea almonteña.

El simpecado, símbolo de la Virgen sirve de telón donde la Madre de Dios se sitúa en primer plano. Como dijo San Juan Pablo II, “peregrinásteis a Roma para llevarme el perfume de estas vuestras tierras almonteñas y mostrarme en vuestros simpecados el rostro bellísimo de la Virgen y Señora del Rocío”.

Berzosa nos cuenta que “esos simpecados simbolizan a la Virgen, desde el primero al último”. Por eso ha querido reflejar dos detalles que se ven detrás de la Patrona de Almonte, la silueta del simpecado de la Hermandad Matriz y el de la Hermandad del Viso del Alcor, última en ser admitida como filial.

Sobre la Virgen, el Espíritu Santo, da nombre a la Blanca Paloma, y este año especialmente hay que acentuar la relación Espíritu Santo-Virgen María, ya que el Papa Francisco ha instituido la fiesta de la Virgen María, Madre de la Iglesia, el Lunes del Rocío. Del Espíritu Santo salen unas ráfagas de luces que simbolizan los siete dones, tras esta escena, la concha del santuario, símbolo del peregrino, y sobre esta, las palabras de un santo: ¡Que todo el mundo sea rociero!.

En las esquinas se observan las flores que llevaba la Virgen el día de la visita del Papa. En la parte alta predominan el amarillo y el blanco, colores del Vaticano. En los laterales, los tonos tierras recuerdan al camino recorrido por las distintas Hermandades.