Antes de quitar la última hoja del calendario del año 2024 vengo a darte las gracias, Madre mía del Rocío.
No puedo hacerme portavoz de nadie, pero puedo entender el sentimiento de muchísimas personas que tienen ansias de que éste año termine de irse con la esperanza de que, el que está por llegar, traiga cosas mejores de las acontecidas.
A pesar de lo desagradable que ha podido resultar a veces, de las cuestas empinadas que se han presentado en el camino, de las dificultades, de las preocupaciones, de las luchas y de cuantos nubarrones negros han querido ocultar el sol, te doy las gracias porque siempre y en todo Tú has estado presente, enseñándonos el Camino, la Verdad y la Vida que llevas en tus manos.
Gracias por una Nueva Navidad, por un nuevo día, por llegar a concluir otro treinta y uno de diciembre que vuelve a llenarnos de optimismo, a recordarnos los propósitos que tenemos pendientes y los nuevos que podemos afrontar.
Se abren ante nosotros nuevas oportunidades, así de generoso es Dios que nos permite pasar por este tiempo para que aprendamos a respetar el suyo y lo de Dios siempre es mejor que lo nuestro, por más que nos cueste aceptarlo.
Me has hecho sentir privilegiada, porque todos los días, todos y cada uno de ellos, me llamas a hablar de Ti, a comunicar Rocío y a reivindicar con la fuerza de tu Nombre los derechos de los más débiles, la justicia para el que injustamente es oprimido y la Paz que urge en este planeta de tantos desacuerdos absurdos. Me alientas a seguir contando lo que hacen tus hermandades, sí, porque son tuyas y sólo tuyas y por eso están vivas, activas y abiertas a las realidades del mundo para llevarles el Evangelio del Pastorcito Divino.
Me siento agradecida por los anunciantes que nos confían sus marcas, sus productos y sus empresas y, por los que vendrán, que son muchos y buenos y a todos los aguardamos para ofrecerles el más selecto trato y el mejor servicio.
Me siento agradecida porque cada segundo lo he vivido con intensidad, ya sabes Tú que así me gusta a mí vivir las cosas, pues me encanta la vida y soy muy afortunada de que Dios me escogiera en su corazón para permitirme conocer este mundo maravilloso que estropeamos con tantas tonterías, con banalidades, envidias, con rencores, avaricias y soberbias… Cuando toda la Creación es fruto del Amor inagotable de Dios.
Despido con agradecimiento este año, lo despido con cariño, con emoción y con lágrimas en mis ojos, porque personalmente he aprendido a ser más fuerte, a alimentar mi perseverancia y a luchar por lo que creo. He tenido el apoyo de las personas a las que quiero, las más importantes de mi vida. Creo que es ahora cuando estoy preparada para recibir todo lo bueno que deseas darme.
Y aquí me tienes, ya he vaciado mis manos para que Tú, con tu sabiduría las llenes de lo que quieras.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es