Vivir cerca del Rocío

Hay pueblos que tenemos bastante suerte al estar más cerca de la ermita. Rociana es uno de ellos, porque estamos cerca de Almonte y también cerca del Rocío. Tenemos más fácil el ir a ver a la Virgen.

Yo en cambio no suelo ir a menudo a verla. Cuando vienen amigos míos de fuera, amigos que viven a más de dos horas de camino me preguntan que cómo puedo hacer eso, estando así de cerca; cómo puedo no ir a verla más veces y me quedo siempre pensando si lo estaré haciendo mal porque es verdad que los que están más lejos se desviven por ir al Rocío.

Puede que sea la cercanía la que me da la tranquilidad de poder ir en cuanto deseo. Este domingo, por ejemplo, me acerqué a verla, porque hacía algún tiempo que no iba. Cuando vuelvo a mi casa parece que traigo un complemento de vitaminas porque me siento muy bien y tengo fuerzas para tirar otra vez para adelante otra temporada.

No por ir más al Rocío se quiere más a la Virgen, aunque sea increíble cada vez que vamos a verla, porque lo es, pero no pasa nada porque no se la pueda visitar de seguido.

Acordándome de mis amigos de Madrid, yo les diría que no se preocupen tanto por la cantidad de veces que la ven o no la ven durante el año. A mí me preocupa más si me acuerdo o no me acuerdo el año entero de Ella, y si le rezo o paso totalmente de hablarle y solamente lo hago si estoy en la ermita.

Este año me he propuesto ir más veces, ya no por mí sino por aquellas personas que me dicen que cuando la vea rece por ellos. Me siento en el deber de hacerle más visitas, porque sé lo que ayuda estar frente a su reja.