Dos devociones compartidas: Montemayor y Rocío

Tengo en mi corazón una cierta “lucha” entre mis dos devociones que son la Virgen de Montemayor, Patrona de Moguer y la Virgen del Rocío, Patrona de Almonte. Es algo que vivo con naturalidad, aunque no creáis que es tan fácil, porque hay quien piensa que si sientes especial atracción por una imagen no puedes sentirla por otra.

La Virgen de Montemayor es muy querida entre los moguereños como también en Moguer es muy querida la Virgen del Rocío, porque Moguer es uno de esos lugares donde el Rocío también se siente mucho.

Me pasó una vez una cosa que me hizo pensar bastante. Había una persona que lo estaba pasando mal, un familiar directo estaba muy enfermo y los médicos daban siempre noticias de las que no les gusta oír a nadie.

Esta persona era muy devota de la Virgen del Rocío, como yo también lo soy y un día, hablando de que no sabía cómo pedir más a la Virgen para que le devolviera la salud a su padre, le dije que contara también con mis rezos, que pediría cada día a la Virgen de Montemayor por él. Y cuál fue mi sorpresa al tener como respuesta que me lo agradecía mucho pero que prefería que se lo pidiera a la Virgen del Rocío, que era a la única a la que Él se dirigía.

Y yo me quedé pensando cuántas personas creen que existen tantas vírgenes como nombres le damos a la Madre de Dios, porque evidentemente no me pude callar y le dije que Madre de Dios solamente hay una, y que esas dos imágenes, las de Montemayor y la del Rocío son impresionantes para mí, pero que delante de una y de otra me estaba dirigiendo a la Virgen Santísima.

Gracias a Dios, después de muchos tratamientos, algunos muy duros, su padre se puso bien y estoy bastante segura que la Virgen, que fue llamada con estos dos nombres, puso mucho de su parte para ello.

Quiero aprovechar esta ocasión que me brinda Periódico Rociero de escribir mi artículo, para decir que la Virgen no falla nunca cuando se le llama y que a mí me gusta mucho llamarla con esos dos nombres tan bonitos, tan andaluces y tan nuestros, que son mis devociones de Montemayor y Rocío.