Qué lejos está tu ermita

Cuando hablamos de Rocío, lo primero que se nos viene a la cabeza y nombramos es la Virgen, la arena, los caballos, cohetes, romeros y romeras, cantes, bailes, Pentecostés, Hermandades, caminos… y así hasta miles y miles de palabras.

Soy rociero desde el vientre de mi madre, hermano de la Hermandad Filial número 84 de Niebla y desde mi niñez en mi familia se ha conversado mucho sobre el Rocío, y las palabras anteriormente mencionadas siempre han estado en mi vocabulario. Pero el Rocío no es solo cante y gentío, guitarra, palmas y compás, tal y como dice la sevillana, el Rocío, el Rocío es mucho más…

Existen aspectos que se nos escapan de las manos y que cada año sufren aquellas Hermandades que nos asentamos en la Calle Santa Olalla. Considero que todas las Hermandades que allí tenemos nuestra humilde casa de hermandad, de hierros y toldos blancos sufrimos cada romería la distancia y lejanía que nos separa de la ermita. Es una cosa sencilla, que puede parecer absurda, pero no lo es.

Bajo mi modesto punto de vista, las Hermandades que allí nos encontramos, como todas las Hermandades Filiales, acudimos a unos actos representativos durante la Romería: Presentación ante la Blanca Paloma, Misa Pontifical, Rosario, Presentación ante la Blanca Paloma el lunes de madrugada y Misa de despedida.

Todo ello nos conlleva realizar largas “caminatas” hacia la ermita, por ello hago mención al título “Qué lejos está tu ermita”. Las Hermandades viven de los hermanos/as, tanto jóvenes como mayores y fundadores, que cada vez presentan más dificultad para poder asistir a dichos actos y poder acompañar a su Hermandad, y ya no es solo la distancia, metros o kilómetros, sino todo lo que durante ese trayecto puede conllevar; caballos que se cruzan por la comitiva, charrets y carros pasando a gran velocidad, escasa luz, etc.

Mi Hermandad es una Hermandad pequeña en número de hermanos y hermanas que vamos al Rocío y si encima le sumamos este inconveniente, antes mencionado, son muy pocos los que pueden acompañar a nuestra Hermandad a todos sus actos. El cansancio, problemas circulatorios, la edad, son factores que hacen mella en dicho asunto y hace que cada vez sean menos los que pueden acompañar a mi Hermandad.

Con este humilde escrito hago un llamamiento a los responsables, a los que le competa este asunto, considero que durante la Romería lo principal son las Hermandades y la seguridad en la Aldea, y después todo lo demás; puestos ambulantes, aparcamientos, etc. por lo que se debe de tener en cuenta a toda esas Hermandades que recorremos largas distancias bajo el objetivo de llegar a ella, a nuestra madre la Virgen del Rocío, y eso es lo que debe de prevalecer, ya que junto a la Hermandad Matriz de Almonte, el resto de Hermandades tenemos un fin común que es reunirnos en torno a ella.

¿No existe la posibilidad de llegar a un acuerdo entre todos? ¿No se podría reubicar a estas Hermandades en lugares más céntricos de la Aldea, siempre cumpliendo con el dispositivo de seguridad?

Existen bastantes temas del Rocío que son desconocidos para aquellas personas que no los han vivido y creo que se deberían de conocer todas estas circunstancias por el bien de todos y de todas los rocieros y rocieras, con el fin de poder disfrutar de un Rocío cerca de Ella, sin entorpecer el desarrollo de la Romería, de la forma más segura.

Manuel Ramos García
Hermano de la Hermandad del Rocío de Niebla