Invitados a recordarlos




Va culminando el mes de noviembre en el que recordamos especialmente a tantos seres queridos que se nos marcharon. Las Hermandades vienen celebrando en honor de los hermanos difuntos eucaristías para ofrecerlas por ellos. Las familias intentan dedicar algún día de este mes para ofrecer misas por sus familiares fallecidos. Todos recordamos a personas a las que hemos querido y que ya no están físicamente entre nosotros, aunque sigan vivas en nuestros corazones.

Ya en su momento, escribí un editorial dedicado expresamente al día de los fieles difuntos, pero no quiero terminar noviembre sin tener una nueva dedicación especial a todos ellos, para hacerlos presentes en este puñado de renglones de mi editorial y dar las gracias por todo lo bueno que nos transmitieron y enseñaron.

Conforme vamos cumpliendo años, vemos con dolor como muchas personas que son importantes para nosotros se van quedando en el camino, o mejor, toman el camino definitivo a la morada de Dios en la que, por nuestra fe, creemos que algún día volveremos a encontrarnos.

Todas esas personas dejaron alguna enseñanza. Unas nos transmitieron valores, otras nos inculcaron la fe, otras nos descubrieron nuevas puertas por las que ir pasando, otras nos ayudaron en momentos difíciles, otras nos hicieron reír, otras nos amaron incondicionalmente, otras hubieran dado cien veces la vida por nosotros… Unas se fueron jóvenes, otras mayores y otras en plena infancia, pero todas dejaron una huella imborrable en nuestros corazones y siempre les estaremos agradecidos por todo lo que nos han dado.

Va culminando el mes de noviembre, sí. Pronto vamos a estar viviendo los previos a la celebración de la Navidad, fechas entrañables y también de especiales recuerdos para todos ellos. Pero antes de que termine noviembre, rindo otra vez mi homenaje a los familiares que ya se nos fueron: Padres, madres, hijos, hermanos, parientes, amigos… Ruego con todo mi corazón a la Virgen del Rocío que, así como los tuvo bajo su manto aquí abajo, ahora los siga guardando allí arriba, y que junto a Ella, esas personas a las que tanto queremos sean también intercesores para nosotros.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es