Haz que todo pase por sus manos




Nada de lo que suceda hoy será malo si primero lo pones en las manos de la Virgen.

Haz que todo pase por ellas, por sus manos. Los nervios que tienes ante ese examen tan importante que tienes por delante, ponlo en sus manos. La bandera blanca de la paz que necesitas con ese familiar con el que siempre estás en guerra, ponlo en sus manos. Los proyectos que te ilusionan y que, cuando más cerca parecen estar, se acaban truncando por algún motivo, ponlo en sus manos.

Que todo pase por sus manos te allana mucho el camino, te facilita el recorrido y te devuelve la esperanza, una esperanza cierta y no vacía, porque todo se torna para bien.

Al comenzar un día, al comenzar la semana, el mes; al dar los primeros pasos hacia una meta, no titubees, no dudes y, sin pensártelo dos veces, pon en sus manos todo lo que vayas a decir y hacer. Incluso tus pensamientos, que pasen primero por esas manos que pueden con todo y que lo pueden todo, porque nos llevan a Dios.

No podemos dejarnos abatir por la tristeza, por la apatía. Aunque aparezca el cansancio y esa extraña sensación de vacío por la que, en algún momento de nuestras vidas, todos hemos pasado, no nos dejemos atrapar por el desánimo y vayamos con confianza a la que es capaz de suplir la fe que nos falta, es capaz de darnos la paz que hemos perdido, es capaz de endulzar las más profundas amarguras, es capaz de aliviar la carga pesada que nos producen nuestras preocupaciones. Ella es capaz de todo por dárnoslo todo.

Seguramente, por eso la quiero tanto y por eso confío en Ella con todas las fuerzas de mi corazón, porque cuando me sentía en la falda de la montaña me animó a subirla. Cuando me daba vértigo ver lo que me quedaba, se sentó conmigo a descansar y cuando decidí seguir adelante me ayudó a salvar las piedras más grandes y a no darle demasiada importancia a las pequeñas que encontrara en el camino.

Es la luz que hay en sus ojos, en los ojos de la Virgen del Rocío, lo que me hace ver con claridad qué es lo que quiero. Es lo que expresa su rostro lo que me hace fuerte en mi debilidad. Es el que lleva en sus manos el que me recuerda que el amor lo puede todo y que con Él jamás mis pasos se darán por perdidos.

Haz que todo pase por sus manos y la vida se te llenará del Rocío del cielo.

Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es