Deseo para todos los rocieros un feliz año, con abundancia de bendiciones, con bienes para el alma y para tener una vida tranquila y estable, con la Virgen del Rocío como compañera de camino, y el Pastorcito Divino como centro de los corazones, con una marisma soleada en el pensamiento que nos llene de energía para avanzar con firmeza y una ermita en lo más íntimo de nuestro ser, a la que acudamos para hacer oración y actuar en consecuencia con el Evangelio en el que creemos.
Deseo para todos los rocieros la paz ansiada, que se transmite en la mirada, en la voz y en los actos; la que se ahuyenta del chillido y se revela en la palabra que te anima, te consuela y te enciende de esperanza.
Deseo para todos los rocieros que el amor con letras grandes sea lo único que reguemos, porque se nos dio para eso, que nos liberemos del amor propio para dejarnos invadir por el único que puede hacernos sentir libres. Que celebremos la vida mientras la tengamos y sea vida lo que llevemos a los demás, a los padres, a los hijos, a los hermanos, a los amigos, a los vecinos, a los compañeros de trabajo, a los conocidos y a los que saludamos por primera vez.
Deseo para todos los rocieros la salud en toda la extensión de su palabra. La que se necesita en la mente, en el espíritu y físicamente, y también la salud en las relaciones, en la economía, en el trabajo y en cualquier aspecto en el que pudiéramos estar ansiándola.
Deseo que todos los rocieros seamos reconocidos por nuestros hechos, antes que por el vestido nuevo y por la casa más costosa. Que se nos vea en donde hagamos falta y acudamos, a ser posible, antes de que se nos llame.
Deseo que los que están buscando trabajo lo encuentren, que los que luchan por salir a flote lleguen de inmediato a su orilla, que los que están enfermos tengan la medicina acertada que los cure y que cada día, cada uno de los días que ya estamos viviendo del nuevo año, estén cuajados de bienaventuranzas.
Deseo, desde mi editorial del Periódico rociero, que los sueños bonitos se cumplan y sea prolongada, duradera y fructífera, nuestra felicidad.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es
