Entrevista realizada por Paqui Durán para Periódico Digital Rociero: periodicorociero.es
Hoy hablamos con Antonio Diego Ramírez Aragón, uno de los Santeros de la Ermita del Rocío, aunque todos los miembros de su familia y amigos lo conocen como Diego.
Con él queremos ahondar un poco en esa realidad que tanto nos cautiva y que nos hace sentirnos cerca de aquellos que están muy cerca de la Santísima Virgen, a la que acudimos sus devotos cada día del año. Realidad que no hace sino manifestar al mundo que el Amor de Dios se hace presente en todos los rincones y que, en éste, en la Aldea del Rocío, su Amor tiene nombre y lo hace llegar en manos de la Virgen.
Diego nos abre su corazón, y realiza con nosotros este itinerario de preguntas en las que deja asomar su juventud, su pasión, su trabajo y su dedicación por la Madre de su vida.
1.- Diego, ¿cuándo le dieron la noticia de que iba a ser Santero de la Virgen del Rocío y qué sensaciones recuerda de las vividas ante tal ofrecimiento?
R: Evidentemente una gran sorpresa, miedo, y por otro lado una reflexión interna de ¿Por qué debía de ser yo? Se pasan por la mente todos los momentos que uno ha vivido junto a Ella. Pero sobre todo, un sentimiento de gran responsabilidad.
2.- ¿Llegó alguna vez a pensar o soñar que sería Santero de la Virgen?
R: Sinceramente no, Paqui, entre otras cosas, porque todos mis compañeros gozaban de buena juventud laboral, y el tema de la sustitución de un santero suele ser por jubilación. Aparte, yo estaba terminando mi último año de carrera, así que no contaba con ello, a pesar de que ese comentario ya se escuchaba más de una vez, porque yo formaba parte del personal del Santuario.
3.- ¿Tiene algún referente de los Santeros anteriores, que realizaron la misma labor que usted hace ahora? ¿Por qué?
R: Por supuesto, esa referencia la tomo tanto de santeros anteriores como de santeros actuales. El ser el más joven de todos y el mantener una relación profesional con ellos desde hace más de diez años, digamos que me ha hecho convertirme un poco en una esponja absorbiendo los mejor de cada uno.
4.- ¿Se hace “monótono” su día a día en el Santuario, o cada día puede suponerle algo distinto?
R: Cada día supone algo distinto, y cuando menos te lo esperas llega ese momento que te da una lección de las que no olvidas nunca. La actividad en el santuario es constante, siempre hay gente.
5.- De las cosas que le toca ver y sentir tan cerca de la Virgen, en el tiempo que lleva usted como Santero, ¿hay algún momento que le haya llegado al corazón de una forma más especial?
R: Lo cierto es que hay muchos momentos, algunos de ellos que no se pueden contar, ya que aunque no tengamos un voto de secreto de confesión ni nada por el estilo, sí que somos partícipes de cierta confidencialidad.
Sin embargo, no quiero dejar esta pregunta sin respuesta y te voy a compartir una de ellas. Te puedo contar una experiencia muy personal que me ocurrió el 21 de agosto de 2011, fue mi primera guardia como santero. Era domingo, y por tanto el personal de limpieza no venía, con lo cual al abrir el santuario me encontraba solo. En el momento de cruzar por el presbiterio y saludar a la Virgen, la magia de ese instante pudo conmigo generando una emoción, que hizo que retrasara un poco la apertura.
6.- Es usted el Santero más joven entre sus compañeros actuales, ¿Eso hace más o menos fácil su trabajo?
R: El ser el más joven tiene sus pros y sus contras. Me considero que, al igual que muchos jóvenes de mi pueblo, pertenecemos a una generación de las más preparadas y cualificadas del momento, pero claro…, eso hay que sacarlo a relucir, y a veces las exigencias pueden resultar un tanto agobiantes e incongruentes. Mucha gente no entiende que a mi edad pueda tener tanta responsabilidad, y tienes que tener una doble dosis de esmero para demostrarlo.
Aparte de eso, por mi edad, conecto más con la juventud de Almonte en especial, y ese es uno de los mejores aspectos, porque el santero engloba también esa función de nexo de unión con la hermandad y el santuario.
7.- Cuéntenos alguna anécdota divertida que le haya ocurrido mientras hacía su trabajo en la ermita.
R: Pues mira, ésta que os cuento es una primicia. Ocurrió hace varias semanas y, espero que no se ofendan ninguno de los protagonistas:
Mi querida Rafaela, que es un polvorín limpiando, se encontraba quitando el polvo de la hornacina de la imagen de Santo Domingo que tenemos en la sacristía. Ella se colocó justo detrás del Santo, (prácticamente tienen los dos la misma altura). En ese momento llega mi compañero Alfonso, y suelta sus cosas en la mesa de la sacristía y, en esto que Rafaela, detrás del Santo, le da los buenos días… La cara de sorpresa de Alfonso no tenía precio al pensar que quien le hablaba era Santo Domingo.
8.- A veces, sobre todo en verano, hemos visto que el Santuario tiene abiertas sus puertas hasta muy tarde. Normalmente, se cumplen los horarios de apertura y cierre de la ermita, pero jamás se os ve decirle a nadie que esté rezando a la Virgen que es la hora de cerrar. ¿Cuándo disfruta más: cuándo abre la ermita a primera hora de la mañana, o cuando se cierra y se quedas a solas con la Virgen?
R: Me quedo con los dos momentos. Cuando se abre la ermita a primera hora, tanto si coincides con gente que espera para verla de los primeros del día como si está todo el calma. Y el momento del cierre, donde todo vuelve a la serenidad de la noche y siempre suena en los oídos la frase del estimado Rafaelito de Algeciras “¡Eah! Virgencita del Rocío, que pases buena noche y nosotros también”, aunque nosotros, los santeros, pasemos toda la noche a su lado.
9.- Cuando tenemos algo a nuestro alcance se nos convierte en cotidiano, tanto que en numerosas ocasiones puede incluso pasarnos desapercibido. ¿Es ese el caso del Santero con la Virgen o por mucho tiempo que se esté con Ella, jamás podría pasar desapercibida?
R: Yo, a día de hoy y tras diez años de servicio en el santuario, puedo confesar que me impone, sobre todo el hecho de entrar en el altar, hasta el punto de que cuando voy a abrir la reja para una misa o cualquier celebración, siento la necesidad de pedirle a Ella permiso. Por otro lado, nosotros estamos aquí por Ella, eso lo tenemos siempre presente, porque supuestamente somos sus fieles centinelas. Y digo supuestamente, porque al fin y al cabo es Ella quien cuida de nosotros y le pedimos que no nos olvide.
10.- Normalmente, ¿qué es lo primero que hace cuando llega al Santuario?
R: Pues tanto a la apertura como al cierre lo que nos exige nuestro protocolo de seguridad, pero es evidente que saludar a la Virgen.
11.- ¿Y cuándo se cierran las puertas de la Ermita?
R: Cuando se cierran las puertas lo mismo que lo mencionado anteriormente, pero con un poquito de parsimonia, como que no quieres que acabe ese momento, y tenemos una oración personal por todos en general, por todos aquellos que nos lo piden en especial.
12.- Diego, ¿suele ser la gente respetuosa en el interior del Templo o le ha tocado lidiar con situaciones desagradables?
R: Fíjate, Paqui, yo no me referiría a gente irrespetuosa, sino más bien a gente a la que su falta de cultura religiosa les hace ignorar algunas cosas. Lo cierto es que al Rocío viene muchísima gente y partimos de la base de que, en principio, todas son excelentes, aunque algunas son un poco menos y han podido crear ciertas situaciones no muy comunes dentro de un templo religioso.
13.- ¿Se olvida uno de que es Santero cuando la Virgen sale de procesión? ¿Qué prevalece en ese momento: el santero o el almonteño que anhela estar bajo los bancos de su Patrona?
R: Prevalece el almonteño, sin lugar a dudas; ese almonteño rudo, pero sano y noble, con la sensibilidad de un niño para llorar ante la presencia de su Madre durante la procesión.
14.- Vemos a personas que se acercan a la reja que da a la Sacristía, allí pasan sus recuerdos por la reliquia de la Virgen, pero también es fácil ver a personas emocionadas cuando hablan con ustedes, como si os hicieran depositarios de sus penas o de sus situaciones diversas. ¿Es fácil en esos momentos aguantar el tipo? ¿Recuerda alguna?
R: Para mí no es fácil mantener el tipo, tengo muy en cuenta la molestia que se toma una persona que, sin conocerme de nada, me abre sus sentimientos y que me cuenta la situación por la que está pasando.
Recuerdo el caso de mi amiguito Curro, un muchachillo de unos 3 años que se encontraba muy enfermo, con un cuadro clínico bastante complicado. Sus familiares me pedían que le pusiera velas a la Virgen, que le recordara continuamente a Ella el caso de Curro. El año pasado permaneció todas las navidades ingresado en el hospital, desde la distancia vivía momentos de angustia porque a veces daba un pasito hacia delante y a veces dos hacia atrás.
Pero la virgen lo dispuso así, a medida que pasaban los días el niño mejoraba, sin una explicación. Y finalmente se recuperó del todo. Mi mayor alegría fue cuando el fin de semana de la candelaria me lo encontré desternillándose de risa y armando el jaleo que le caracteriza.
15.- Si tuviera que llevar la cuenta del número de veces que alguien le dice “pídele a la Virgen por mí”, ¿sería capaz de calcularlo rápidamente o le sería imposible?
R: Imposible, sería incalculable.
16.- ¿Cuál piensa usted qué es la parte más dura del trabajo de Santero y cuál la más bonita?
R: La parte más dura de este trabajo… no es el trabajo en sí, es algo indirecto: su vocación, dedicación incondicional, su disponibilidad cualquier día y a cualquier hora, pues lo hace un poco incompatible con la conciliación familiar. Entonces te ves obligado a interrumpir o a no realizar cualquier actividad familiar porque la responsabilidad con tu trabajo así lo requiere. Nuestro trabajo requiere una presencia de 24h al que le toque de turno.
La parte más bonita es un todo. Pero por citarte algo, me gusta mucho una vez que se recoge la Virgen después de la procesión de lunes, ese momento en el que mientras se monta el altar pasamos algunos niños por el manto de la Virgen, porque me recuerda a una anécdota que me sucedió a mí de pequeño: en el que en el traslado del 1991 se pasaron niños por el manto recién llegada la Virgen al pueblo, y yo fui uno de ellos, con el detalle de que quien me cogió fue Diego Torres. Con mis pensamientos de la edad de 6 años yo relacionaba que a partir de ese momento mágico me convertía en hermano de la Virgen.
17.- El pasado año 2013 se vivieron acontecimientos de gran calado para la historia del Rocío: el primer año jubilar mariano rociero, la estancia desde agosto de 2012 hasta mayo de 2013 de la Virgen en Almonte, su regreso a la Ermita, la jornada pastoral de la juventud en conexión con la JMJ de Brasil, con su Santidad el Papa Francisco, su procesión extraordinaria el año pasado en agosto, una romería impresionante, la clausura del año jubilar… De todos esos acontecimientos, ¿con cuál se queda y por qué?
R: Como has dicho, todos esos acontecimientos marcarán un hito en la historia del Rocío. Evidentemente los he presenciado de cerca y, en primera persona, no es que los desprecie, al contrario, los considero de máxima repercusión.
Pero yo me quedo con la venida de la Virgen, con mi pueblo, con mi gente, porque es lo que anhelas cada siete años. Es un acontecimiento esperado y deseado, ver la alegría de la gente, el ambiente del pueblo derrochando aún más hospitalidad. Esos niños “pa” la escuela y el instituto, y las mujeres con los carros de la compra que se pasan a ver a la Virgen, ese grupo de jóvenes que te amenizaban las tardes con sus pequeñas diabluras, las salves y el ajetreo de los monaguillos vistiéndose en la sacristía, las noches de guardia…
18.- Como almonteño, ¿dónde prefiere que esté la Virgen: en el Rocío o en Almonte?
R: Creo que se me ha notado en la respuesta anterior, me gusta mucho la Virgen en el pueblo, significa mucho para mí.
Y como Santero, ¿es más fácil cuidarla en un lugar que en otro? ¿Le gusta más en un sitio que en otro?
R: Como santero debo de decir que me he estrenado en esta última “Venida” y la experiencia ha sido muy placentera. Sobre todo “las noches de guardias”.
Pero lo cierto es que la seguridad que tiene la Virgen en el Santuario no la tiene en el pueblo.
19.- ¿Qué le va a ser más difícil olvidar: el primer día que llevó a la Virgen sobre sus hombros o su primer día como Santero?
R: Ninguna de las dos, ambas son ingredientes que me han forjando como la persona que soy y no se me olvidarán nunca.
¿Qué recuerdos tiene de ambos momentos?
R: Pues ahora que lo pienso…, las sensaciones fueron muy parecidas aunque la primera me ocurrió con 9 años y la segunda con 26 años.
20.- ¿Se imagina su vida sin Rocío?
R: Rotundamente no. Es algo que tenía muy presente y desde siempre, y además que jamás faltaría a la Romería. De hecho los años que me he tenido que ir a estudiar fuera, siempre me las he ingeniado para que los profesores fuesen benévolos y no me pusieran exámenes y me dejaran venir.
Mi presentación en el curso era la siguiente: “hola soy Diego, de Amonte, y tal día… es el Rocío”. Eso provocaba risas, pero allanaba el terreno.
Aunque una vez casi que no las tenía todas conmigo, y tuve que echarle un poco de cara dura diciéndole al profesor: “yo me voy al Rocío, porque faltar al Rocío es como si te llevas todo el año con ilusión, preparándole una gran fiesta de cumpleaños a tu madre, y que llegado ese día tú, uno de sus hijos favoritos, le das el disgusto de no asistir. ¿Así que yo, cómo voy a hacer eso?”… El pobre profesor, con los ojos llorosos, me dijo que me fuera para el Rocío, que lo iba a hacer llorar.
21.- Como sabe, Diego, son miles los lectores que diariamente se acercan hasta las páginas de Periódico Digital Rociero para estar al tanto de la información sobre el Rocío, para seguir el día a día de cuanto se mueve en torno a ésta devoción extendida universalmente desde Almonte. Quisiera ofrecerle la ocasión de que pueda dirigirse a tantos rocieros, o no rocieros, que en este momento están leyendo la entrevista que le hemos realizado y que están atentos a sus palabras.
R: Pues aprovecho esta parte final para decir que, aparte mí y mis otros compañeros santeros, en el ermita se encuentran otras personas, a las que les tengo un especial cariño, con las que comparto mi día a día, que indirectamente se convierten en confesores, consejeros… Personas como Juani y Rafaela, José Manuel y Miguel Ángel, Juan Rafael y Alfonso, que son mis compañeros y que su labor es fundamental para el desarrollo y funcionamiento del santuario, ellos también son merecedores del mayor de los homenajes.
Y para despedirme daros las gracias y os animo a todos los lectores del Periódico Digital Rociero a que sigáis con esta inquietud de incrementar vuestros conocimientos acerca de cualquier temática del Rocío, y que el personal del santuario está al servicio de todo aquel que con buena fe quiere informarse.
Por último un saludo,
Diego el santero
Agradecemos a don Antonio Diego Ramírez Aragón que haya permitido que pudiéramos acercarnos a las puertas de su corazón y abrírnoslas de par en par a nosotros y a nuestros lectores de periodicorociero.es
Queremos agradecerle las atenciones que nuestro Medio de comunicación recibe de continuo y, sobre todo, que nos haya hecho depositarios de ésta entrevista nacida desde lo más profundo de su alma.
Que en esos días de trasiego y de calma, y en esas noches de silencio y reflexiones, reciba a manos llenas la recompensa de sus cuidados por la Madre de Dios y tenga presentes a todos los rocieros, en sus ratos de oración junto a Ella.