Entre la pequeña selección que hemos realizado de las editoriales que han sido publicadas en estos dieciséis años de historia de periodicorociero.es, tenemos especial cariño a ésta que hoy rescatamos de nuestros recuerdos, del año 2.014, y que hoy os compartimos.
Querido Papa Francisco, Santidad:
Permítame, desde la humildad de mi palabra, acercarle una petición.
Llegan los peregrinos de Roma y después de un encuentro con usted, todos traen en el corazón el dibujo de su sonrisa, la profundidad de su mensaje y la ternura de su cercanía.
Los rocieros les debemos mucho a los Pontífices que, antes que usted, estuvieron al mando de la barca de San Pedro.
Juan Pablo II llenó de júbilo nuestras almas aquel 14 de junio de 1993, cuando llegaba a la ermita del Rocío. Allí, arrodillado ante la Sagrada imagen de la Patrona de Almonte, oraba por la cristiandad para que todo el mundo fuera rociero. Nunca podremos agradecerle lo suficiente que un Papa se llenara los pies de la arena que tantas veces pisan los peregrinos que van en busca de nuestra Madre. El eco de su mensaje no cayó en saco roto y casi veinte años después, el Papa Emérito Benedicto XVI regalaba al Rocío un año jubilar mariano del que todavía se están recogiendo sus frutos.
La figura del Vicario de Cristo en la tierra se aproximaba cada vez más a la riqueza espiritual del movimiento mariano rociero y, en agradecimiento por tanto bien recibido, la Hermandad Matriz de Almonte ha peregrinado a Roma para encontrarse ahora con usted, Santidad.
Se trajeron de allí su cariño y le trasladaron el deseo de todo el rebaño que se deja pastorear por una Reina marismeña que está deseando tenerlo bajo la paz de su mirada.
Le esperamos con los brazos abiertos. Pronto hará una visita a España, considere una de sus paradas en el Santuario del Rocío. Haga una Pará rociera entre nosotros. Seguro que usted sabrá transmitirnos lo que esconden los ojos de la Virgen, lo que intentan decirnos cuando la miramos, lo que pueden sus manos con todo lo que dejamos en ellas… Cardenales, obispos y Sacerdotes también lo han intentado y aún ellos siguen preguntándose lo que esos ojos encierran.
¡Qué feliz nos haría verle atravesar ese Templo de promesas y plegarias, de rezos y alabanzas continuas! ¡Qué bendición más grande sería que nos permitiera a los rocieros orar con usted y orar por usted, unidos por esa fuerza invisible pero poderosa puerta que es la oración que tantas veces nos ha encomendado!
Sí, Santidad, le esperamos con los brazos abiertos. Le esperamos porque usted traerá la palabra viva del Pastorcito Divino. Le esperamos porque su presencia puede reavivar las llamas casi apagadas de los que se sienten solos y desesperanzados. Le esperamos para que comparta con nosotros nuestra alegría y para dejarnos contagiar de la suya, para sentirle parte de nuestro camino y para que nos embriaguemos de Cristo, del que usted es el mayor representante.
Reciba el respeto, el cariño y la oración de todos los rocieros. Reciba nuestro amor por la Iglesia y el Rocío que cada día desciende del cielo y que se esparce por el mundo desde este rincón onubense donde habita la mejor intercesora.
A Ella le encomendamos su misión.
Con mi más afectuoso abrazo,
Paqui Durán
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es








