Me ha venido a la cabeza la canción aquella que cantaba Marisol “La vida es una tómbola de luz y de color”. Porque en esa tómbola me tocó a mí conocer el Rocío y a continuación mi vida se llenó como dice esta canción, de luz y de color.
No lo digo por la luz que tiene la Marisma, (que la tiene), ni por el color de trajes y flores que nos ponemos en Romería, sino porque para mí, cuando conocí el Rocío, fue como si me tocara el mejor regalo de una tómbola o el pleno al quince de una quiniela, ya que mi vida estaba sombría y triste, pasándolo mal, pero que muy mal, al borde de una desesperación que no se la deseo a nadie en este mundo, y de pronto los que me quisieron ayudar, me llevaron al Rocío casi a la fuerza y esa romería me cambió por completo.
La Virgen le trajo una alegría a mi vida que no se puede explicar. Me trajo una luz que me sacó de una oscuridad terrorífica y me llenó de color el corazón, que lo tenía apagado, como si todo dentro de mí se hubiera vuelto de negro.
Gracias a la Virgen recuperé las fuerzas para luchar, tuve coraje para hacerle frente a una situación que requería de mi fuerza de voluntad y de pensar que yo podía con eso y con más, tuve un consuelo que no se me ha ido de mis adentros desde que me puse enfrente suya y me cambió todo de la noche al día, porque de mal que estaba yo creía que siempre era de noche y el día volvió y ahora espero que lleguen y los recibo para vivir lo que Dios me ponga por delante, porque tengo esa Madre que no me suela por ná de este mundo.
Quisiera animar, con este mi artículo, a todas esas personas que están mal, por salud física, por falta de ánimos, por problemas de dinero, por preocupaciones en sus familias, por lo que sea… Que miren a la Virgen como la miré yo y que no duden en ir a verla, que la Virgen tiene para todos y solamente espera que le confiemos nuestras cosas para ayudarnos.
Periódico Rociero
Yolanda Benítez / Palos de la Frontera