En recuerdo del pasado año 2.019 cuando la Virgen acudía a su pueblo, un pueblo en el que aún permanece, cuidándolo de la pandemia que azota al mundo.
Casi de continuo, en el pueblo de Almonte, se ha escuchado desde hace un tiempo la frase: ¡La Virgen viene!
La esperaba su pueblo desde hace siete años, había bordado una bóveda de sueños con puntadas de paciencia y meció su espera contando cada día hasta su regreso.
Y regresó, ha regresado la Virgen del Rocío a su pueblo. Lo hace para que se restablezcan los ánimos abatidos. Ha regresado para llenar de sonrisas las mañanas y sembrar de esperanzas cada noche. Ha vuelto para que el aire se llene de Salvas de escopeta que anuncian su vuelta y desde su Parroquia se pasee el eco de la Salve que le reza su pueblo todos los días.
La Virgen viene para que en el Chaparral se concentre el sol y le ilumine su rostro y Ella reparta la Luz que trae en sus manos a los corazones que todo le confían, a las casas que le tienen abiertas sus puertas para que entre hasta el fondo su Gracia y a las calles que se han engalanado para recibirla como solo una Reina merece, aunque se presente en su pueblo con la humildad de una Pastora.
La Virgen del Rocío ya está en Almonte, la tierra de sus entrañas, la casa que le inunda la mirada de letanías y el alma de Vivas que se elevan en su honor.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es