«No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz». (Madre Teresa de Calcuta)
Esto es muy fácil decirlo, pero a la hora de la verdad, quien más y quien menos, ha sembrado tristeza, agobio o sin vivir en los demás, en lugar de intentar hacerles la vida agradable y llevadera. Incluso nos pasa con quienes tenemos más cerca, ¿verdad?
Si contáramos, o intentáramos contar, una a una, todas las veces que a los que más queremos le reprochamos algo, o le dedicamos un mal gesto, o le propinamos una palabra inapropiada, perderíamos la cuenta porque errores cometemos todos. Por eso es importantísimo que antes de andar hurgando en el fallo de nuestro prójimo nos metamos la mano en el corazón y recordemos que tampoco somos perfectos.
Pero tranquilos, amigos, que ahí está ELLA, escuchándonos, sonriéndonos, llenándonos la vida de oportunidades nuevas y diciéndonos «Mira, hijo, hija, yo te quiero así, tal y como eres. Yo sé de tus errores, pero cuando estés ante mí me voy a encargar de recordarte una y otra vez de cuántos dones estás lleno. Cuando estés ante mí, solo buscaré tu felicidad. No quiero que te vayas de mi lado sin que te sientas mejor y más feliz”.
Ojalá buscásemos siempre eso, que quien se acerque a nosotros no se vaya con el sabor amargo de ningún atisbo de desprecio, sino con el dulzor de la paz, la confianza y el respeto, frutos inequívocos del Amor de la Virgen del Rocío en nuestras vidas.
Gracias a mi familia, mis amigos, mi gente y a todos los lectores que me regalan su optimismo, su cariño, su bondad y su alegría.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es