Echo la vista atrás y, en un breve recorrido mental por mi vida, me doy cuenta de cuán largo es el camino que ya he andado, de cuántas cosas han sucedido en mi caminar, y de que la gran mayoría de ellas han estado vinculadas a la Virgen del Rocío y al amor y la devoción que le profeso.
La herencia de mis ancestros, las vivencias y costumbres de mi familia, la localización y el sentir de mi pueblo, las enseñanzas a mis hijos y ahora a mi nieto, el lugar donde he vivido durante casi toda mi vida, mi trabajo, mi tiempo libre con mis amigos y una de mis dedicaciones actuales…
Todo. Todo ha girado siempre en torno a Ella. Ella ha sido y es la luz que ha iluminado mis pasos en esta vida, y si Ella me hubiese elegido para ser rociero y llenarme de Su fe, lo único que yo he podido hacer por Ella ha sido corresponderle con todo mi amor.
Sin embargo, hace unos años, tras la culminación de mi actividad laboral, sentí que era el momento de agradecerle a la Virgen del Rocío todo lo que me ha dado, y sumar un granito más a mi vida como rociero, vinculándome aún más fuertemente a mi Hermandad para trabajar por y para Ella. Y así lo he hecho…
En pocas semanas finalizará mi legislatura de cuatro años como Presidente de La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Hinojos.
Durante este período, comprometido, hermoso y enriquecedor, he podido experimentar muchas vivencias desde una perspectiva que nunca antes había tenido, aunque siempre haya estado unido activamente a mi Hermandad y haya colaborado con ella en todo lo que me haya necesitado.
Podría resaltar muchos momentos relevantes de toda esta andadura, pero lo más importante, sin duda alguna, es que he podido sentir aún más cerca si cabe a La Virgen, y sentirme aún más afortunado y agradecido por llevarla siempre en mi corazón.
José María de Vayas / Ex Presidente de la Hdad. del Rocío de Hinojos