Volviendo los ojos a esos recuerdos que llevamos en nuestros corazones, a lo largo de los quince años de vida de periodicorociero.es – Periódico digital rociero, rescato esta publicación de septiembre del pasado 28 de septiembre de 2.019, cuando centraba el tema en las guardias abiertas que se celebraron en Almonte con motivo de la estancia de la Virgen del Rocío en su pueblo. Unas guardias que, en este último traslado se redujeron a tres y, por la pandemia del coronavirus, y la prolongación del tiempo de permanencia de la Patrona en la parroquia almonteña, llevaron a que ni siquiera se pudieran estar llevando a cabo las guardias privadas, reservadas solo y exclusivamente a su pueblo.
¿Qué es una “Guardia abierta”?
Hacer “Guardia” significa cuidar, estar en vela y vigilante. Una Guardia abierta a la Virgen del Rocío debe ser un motivo de alegría, pero también de recogimiento y respeto absoluto al lugar y a la imagen sagrada a la que se acompaña, para custodiarla y vivir ante Ella momentos de celosa intimidad.
Es, por tanto, una noche de oración y no una noche de “conciertos o cantes” como parece estar divulgándose de manera equivocada en numerosos sectores, que han originado que aficionados, solistas y grupos, acudan a la Parroquia como si de una auténtica competición de cante se tratase, buscando un aplauso que es más propio de ganarse en un escenario que no en el interior de un Templo donde, a veces, muchos parecen olvidar que están.
Hay muchas formas de rezar, pero todas deben tener cabida en ésta noche de oración. Deben respetarse los momentos de silencio, más que obligados en la Exposición del Santísimo Sacramento que, a veces se han producido tras el rezo del Rosario, a las doce de la noche, como en otros momentos de la madrugada. El cante debe ser una oración con música a la Virgen del Rocío y al Pastorcito Divino. No es momento de cantarle al vino que se toma en la romería, ni al camino, ni a los ciervos, ni a las arenas… Es una oportunidad para dirigirse a Ella con todo el respeto que merece. Deben dejarse instantes para el silencio, de forma que aquellos que no saben cantar también tengan su oportunidad para hablar con la Virgen, y así todos podamos interiorizar lo que se está viviendo.
Guardia abierta no significa “Entre y haga lo que le dé la gana”, es aprovechar la ocasión que nos brinda la Hermandad Matriz y el pueblo de Almonte para que seamos dignos merecedores de acompañar a su Patrona con todas sus consecuencias y no usando la casa de nuestra Madre durante éste periodo de tiempo en su pueblo, como si fuera una casa en la romería, en la que se bebe, se come y se canta.
La guardia a la Virgen exige de nosotros una vigilia del corazón como ofrenda a Ella y a su Divino Hijo, en la que no falten la oración, el silencio y el respeto.
Deseamos y esperamos, de todo corazón, que todas ellas sean inolvidables para los que participen de esta noche a las plantas de la Virgen.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es