martes, diciembre 2, 2025
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Pensar en la Virgen del Rocío continuamente

Cada día me doy cuenta de que mis pensamientos son imparables y no sé cuántas vueltas puedo llegar a darle a un mismo tema o a cientos de temas distintos.

Cuando quiero ponerles freno todos han tomado una velocidad de vértigo y al final siempre llego a la misma conclusión: “¿Me ha servido de algo comerme tanto el coco?”.

Al final del día, querido lector de periodicorociero.es, sería incapaz de recordar en qué cosas he pensado, pero hay una que tiene tan sólidos cimientos que acuna mi sueño y motiva mi despertar, y no es otra que el Rocío en el más amplio sentido de la palabra y, sobre todo, en la Virgen que es la que me ayuda a discernir entre las mociones que se dan cita en el ser interior, donde terminamos descubriendo al Pastorcito Divino, tirando por alto las que no nos convienen y jugando con aquellas que están ahí para nuestro bien.

La pelea con los pensamientos es, a veces, brutal. Quieres hacer mil cosas a la vez, arreglarlo todo en cuestión de segundos y piensas, piensas y no paras de pensar, sin darte cuenta de que es justo cuando le das esa orden mágica a tu mente: “¡Basta!”, cuando encuentras respuestas y soluciones, porque mientras sigue el centrifugado mental es imposible escuchar la voz de Dios en el corazón.

La mayoría de esos pensamientos son para desecho, no sirven para nada, pero no vienen por casualidad, son generados por nosotros mismos. No van por libre. Por eso, desde que empieza el día hasta que se termina, si todos aunáramos esfuerzos por acumular pensamientos positivos, por alegrarnos con el bien del otro, por alimentar nuestra mente de esperanzas, ilusiones y optimismo; si fuéramos capaces de cambiar el “chip” y dejar que solo entre por ese embudo el pensamiento y el mensaje del Amor, seríamos auténticos imanes de los mismos pensamientos hacia nosotros y atraeríamos hacia nuestras vidas el mensaje que el Pastorcito Divino quiso que reinara en el mundo.

De la teoría a la práctica hay un camino, y aunque nos parezca largo porque hemos aprendido durante toda la vida a ver los puntos oscuros en medio de toda una pared blanca, la distancia no es tan grande como imaginamos. No todo se arregla con los pensamientos, pero es el primer paso para que lo que venga después tenga la proporción a estos.

Si piensas en la Virgen del Rocío, -puesto que todo en Ella es Amor-, te será más fácil atraer pensamientos de Amor. Como en Ella todo es Paz, te será más fácil traerle a tus pensamientos la Paz. Como todo en Ella es bondad, te será más fácil que tus pensamientos se llenen de cosas buenas. Y, en consecuencia, serán seguidamente tus palabras y tus actos y tu manera de sentir y vivir la vida.

Pensemos en la Virgen del Rocío continuamente, sí; pero que no pasen por alto los valores de los que Ella se llenó, las actitudes que tuvo frente a las circunstancias, la gratitud con la que llenó su alma y la felicidad que es capaz de dar a cuantos la miran de generación en generación.

Francisca Durán Redondo

Directora de periodicorociero.es

 

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