Cuando está el nombre de una Hermandad de por medio, debemos tener un respeto absoluto con todo lo que decimos y hacemos, para jamás dejar en entredicho a la institución que representamos.
Da igual si el nombre de ésta va en un enunciado, si algún hermano la va representando corporativamente, si se cita en el coro de la corporación… La forma de ser y estar de las personas que actúan bajo el nombre de su Hermandad debe ser respetuoso, imperando la cercanía y la sencillez de corazón en todo momento.
Para ser parte de una Hermandad, y más si ocupas un cargo en la Junta de gobierno, si diriges alguna comisión, si tienes un “puesto” que hace que tu nombre sobresalga del resto, hay que saber dejar los egos completamente apartados y pedir a la Virgen del Rocío luz y humildad, mucha humildad para estar a la cabeza en actitud de servicio.
Todos los cargos pasan antes o después. La Hermandad sigue viva gracias a todos los hermanos y no solo a unos cuantos. Los que están como dirigentes siempre tienen que ser los mayores servidores, haciendo cuanto esté a su alcance para que la familia se sienta unida, para que exista una verdadera conexión entre la devoción que sentimos por la Virgen y el sentido de pertenencia a la institución, favoreciendo en todo momento la convivencia, el encuentro y, paralelamente, ofreciendo todas las herramientas posibles para que se profundice en la formación y en los valores cristianos en los que nuestras Hermandades tienen sus cimientos.
Si eres Presidente, Hermano mayor, o miembro de Junta de gobierno, si eres director de un coro, responsable del grupo joven o de cualquier otro grupo de la Hermandad, tienes que esforzarte siempre, pero más aún si tienes una de estas condiciones, por hacer que la Hermandad sea más importante que tú mismo, aunque eso a veces te lleve a tener que tragarte tu orgullo.
Cuando el nombre de la Hermandad está por encima hay que darlo todo para no mancharlo, teniendo siempre presente que cada vez que la nombramos estamos nombrando a la Virgen del Rocío, motivo por el que una Hermandad se levanta.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es