Siempre que empieza una semana nueva tengo la sensación de que todo empieza de nuevo. Es como si se reactivaran las esperanzas, las ilusiones, los proyectos, los propósitos…
En realidad, ocurre con cada amanecer, pero el principio de algo nos recuerda que continuamente se está a tiempo de empezar desde el punto de partida, mirando hacia adelante, sin reprocharnos a nosotros mismos todo lo que dejamos en el camino, o no llegamos a hacer, o no conseguimos concluir o no pudimos llevar a cabo.
Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para nada. Tal vez te hubiera gustado haber dedicado más tiempo a la lectura. Lee ahora. No se trata de que vivas con nadie una competición de números de libros leídos, sino lo mucho que disfrutas con los pocos o muchos que leas. A lo mejor, quisiste aprender a cocinar y lo fuiste dejando por comodidad o porque te acostumbraste a que otros te lo hicieran. Cocina ahora. No lo retrases más y lánzate a ello.
Quizá deseaste caminar cada día pero tu pereza, la costumbre de no hacerlo te privó de, al menos, conocer si te hacía o no te hacía bien. Camina ahora.
Piensa, escudriña tu corazón y sé consciente de qué quisiste hacer y no hiciste, o qué te gustaría hacer ahora y tampoco haces, o qué desearías retomar y no retomas, porque cada día estamos comenzando. Cada día todo es nuevo y todo puede ser nuevo si tú te lo propones.
Atrévete a ponerte en el punto de partida. Agárrate a la mano de la Virgen del Rocío para empezar el camino, dile que no te suelte aunque te veas capaz de recorrerlo solo. No te creas autosuficiente. Libérate de la pereza. Sacude de tu corazón la dejadez, el desinterés, el desánimo, el pensamiento de creer que no vas a poder. Porque esa es tu mayor equivocación, ya que lo puedes todo si confías en el Señor, que todo lo puede en ti y a través de ti.
Piensa en las herramientas que tienes, que no son otras que los dones que Dios te ha dado y ponlos en uso. Úsalos a tu favor y a favor de los demás. Cuanto más los uses más se van a multiplicar y más cerca estarás de tu meta. Hoy será el punto de partida de un tramo, mañana el del siguiente. Siempre estaremos en un punto de partida que nos llevará a nuestro propósito.
Confía en ti y confía en el poder de la intercesión de la Virgen del Rocío, que nunca ha fallado a los que miran con fe a sus ojos, a los que la buscan de todo corazón.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es
