Pasan estos días de prisas, regalos, visitas, nervios… Y, en breve, todo irá retornando a la normalidad, recuperando el pulso su ritmo equilibrado.
Hoy los niños estarán jugando con sus juguetes nuevos y los mayores estrenando prendas o entretenidos con las sorpresas recibidas. Antes de que nos demos cuenta, los juguetes quedarán arrinconados y se pensarán en otros deseos, y la rutina hará que lo que hoy es sorpresa mañana apenas nos llame la atención.
Tenemos todavía los coletazos de esas luces navideñas colgando de los tejados de nuestras ciudades y pueblos, en la mayoría desmontándose del mismo modo que hoy y mañana quedarán desmontados los árboles y nacimientos que lucieron en los hogares.
Mengua la llama gigante de la candela pero tenemos que trabajar para que los rescoldos de ésta fiesta que nos vuelve tan solidarios, tan bondadosos, tan generosos, tan dadivosos, tan sonrientes, tan amables y tan maravillosos, permanezcan encendidos durante todo el año.
Hoy también es Navidad, y lo será mañana y cada día del año, si es que estamos dispuestos a seguir entregándonos del mismo modo que nos hemos entregado en estas fechas que tocaron a su fin.
Es Navidad porque su significado: “Buena noticia”, podría ser nuestro empeño para cada día. Podríamos, sí, ser una noticia de amor para el que tenemos al lado, una noticia de alegría para aquel que la perdió, una noticia de esperanza para quienes tiraron la toalla…
Hoy también es Navidad en los ojos de la Virgen del Rocío, en sus manos, en lo que transmite su imagen. En Ella están los valores que podemos poner en práctica, el modelo que deberíamos tener como referencia a seguir, la enseñanza para aprender a ser mejores cada día, crecer cada día y vivir más conscientemente el evangelio cada día.
Que su Rocío nos ayude a hacer de cada día una nueva Navidad.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es