sábado, enero 25, 2025
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Mi carta a sus Majestades

Queridísimos Reyes magos:

Aquí estoy de nuevo, escribiéndoos la carta que cada año nos acerca un poquito.

Tengo que deciros, antes que nada, que no me he portado todo lo bien que podría haberlo hecho. Los años pasan, pero yo sigo necesitando crecer. Me he desesperado cuando he visto que los resultados a diferentes acciones no han sido los que esperaba. He contestado de forma desafortunada a quienes más quiero, he ayudado menos de lo que debería y me he fallado a mí misma al no llevar a cabo todos mis propósitos.

Con todo eso, no sé si mereceré o no algún detalle por vuestra parte. Asumiré con alegría el carbón que me toque recibir, pero a cambio hacedme el gran favor de atender lo que otras veces os he pedido y no ha llegado.

A veces, creo que tengo derecho a desesperarme, aunque siga siempre encendida la llama de mi esperanza que, como sabéis, yo tengo puesta en la intercesión de la Virgen del Rocío.

A ella ruego cada día, como lo hago hoy, pero esta vez contando también con vuestra ayuda, porque estoy convencida de que le echáis una mano en el reparto de los regalos y dones que su intercesión nos alcanzan.

Libros, plumas estilográficas, cuadernos y papeles de pergaminos… Todo eso podría esperar esta vez, porque mis prioridades son las que todavía quedan.

El mundo, los hogares, las familias, los trabajos, las personas, están necesitadas de amor, de esperanza, de salud, de paciencia, de respeto, de alegría…

Mi mayor deseo es que para todos haya un cofre que no pueda cerrarse lleno de esos valores, a los que cada vez se les hace menos caso, pero cada vez son más necesarios.

Yo os necesito para mantener a flote mi ilusión, mi entusiasmo, mi pasión por la vida. Os necesito para hacer realidad mis sueños, para que los míos estén a salvo siempre, para que mi familia esté unida, mis amigos sean una piña, mi trabajo sea fuente de prosperidad y más trabajo.

La salud os la pido en todos los aspectos. La salud para el alma, para el espíritu, para la mente, para el cuerpo, para la familia, para los trabajos, para la economía, para la sociedad… Os pido un Rocío de bondad que nos sumerja en todo tipo de bienes.

Ya. Ya sé que a cambio de aceptar mi parte de carbón os pido demasiado, pero no os estoy pidiendo un Ferrari, ni una casa con piscina en cada habitación, ni un avión privado, ni una colección de relojes personalizados con oro blanco y diamantes… Os pido las herramientas, los medios,  las circunstancias propicias y las palabras y hechos apropiados para que todo funcione correctamente, para que todo genere la paz en nosotros mismos y a nuestro alrededor.

Cuento con vosotros siempre y espero, y sé que va a ser así, que esta vez no paséis de largo y hagáis caso de mis deseos.

Le tendré preparado a los camellos el agua y la alfalfa, y a vosotros un tazón de leche con galletas y buñuelos de mi madre.

Os espero con ilusión, no olvidéis nada de esta carta, que aunque es personal, también estaría bien si a otros les llegaran los mismos regalos.

Un abrazo lleno de cariño, de ternura, de esperanza, y de agradecimiento anticipado.

Os quiero.

Paqui.

Pd. Del Ferrari, la casa con piscina climatizada por habitáculo, el avión, relojes personalizados y demás, podemos hablar también si, finalmente, no me traéis carbón. Con suerte, todo es compatible.

Francisca Durán Redondo

Directora de periodicorociero.es

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