sábado, enero 25, 2025
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¿Se portaron bien los Reyes magos?

Es bastante probable que hoy, una de las preguntas más repetidas del día sea la que da título a éste editorial: “¿Se portaron bien los Reyes magos?”

Se hace, por un lado, para que el preguntado diga su retahíla de regalos, y para que el preguntador (sin ser preguntado), pueda también explayarse enumerando su lista de deseos cumplidos.

Pero los Reyes magos siempre se portan bien, y no por la cantidad de detalles que deje en éste o aquel hogar, sino por cuánto fueron capaces de hacer para dejar, aunque fuera un detallito, a cada persona, grande o pequeña, pues ¿a quién no le asoma en este día el niño que aun lleva dentro?

Sí. Se portan bien porque son capaces de lo imposible para conseguir ver la sonrisa de los niños, porque hacen horas extras trabajando para que el renglón de una carta, por lo menos un renglón, se convierta en realidad, porque implican a los padres y a las madres, y a los hermanos, y a los abuelos, y a los tíos, y a los amigos, para que les echen una mano en esa noche mágica, entrañable y única, que revivimos la madrugada de cada 6 de enero.

Pero cuando las circunstancias son duras, cuando las situaciones en las casas y en los hogares son adversas y están al límite de la desesperación, cuando las peticiones son masivas y se les acumula el trabajo, cuando no son suficientes la familia ni los amigos, entonces los Reyes magos tocan directamente el corazón de las personas. Estas no se dan cuenta del poder de sus Majestades y, de pronto, se convierten en pajes solidarios, con corazones tan generosos que, finalmente, año tras año, vuelve a producirse el milagro y todo el mundo es sorprendido con algo de lo que pidió o con algo que, sin haber sido pedido, logró emocionarlo hasta lo más profundo.

Claro que se portan bien, porque son magos y porque llevan a Jesús y a María grabados en el alma y, así, cada año, se reproduce la historia y el amor se recrea y los ojos de María, cual Rocío de luz, los guía como aquella estrella que los condujo a Belén hace ya veintiún siglos.

Por eso, mi querido lector, no quiero hacerte esa pregunta. Tengo la certeza de que los Reyes se portaron bien y que aquellos renglones de tu carta que no tienen forma física, que no se pagan con dinero, que no se compran en ninguna parte, y que son deseos de los que el alma entiende, también van a llegar hasta ti y hasta cada uno de nosotros a lo largo de este año, muchos de ellos seguramente son oraciones que alguna vez dirigiste a la Virgen del Rocío. Confía, aguarda, agradece. Todo lo bueno llega.

Francisca Durán Redondo

Directora de periodicorociero.es

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