Qué bonito es ver una Hermandad marcharse al Rocío. Creo que es una cosa muy nuestra, que forma parte de las imágenes de Andalucía, de la mayoría de sus pueblos o ciudades.
Tan bonito es verla irse como verla llegar y todo lo que desde la partida a la llegada va surgiendo está lleno de momentos que quisieran retenerse siempre: las calles llenas de gente, los colegios más animados que nunca, los mayores de residencias que esperan rezar con los rocieros antes de que se vayan, los cohetes llamando a la romería, el tamboril, los cantes…
Se ve tanta alegría partir que los que nos quedamos quisiéramos irnos tras ellos y en especial tras del Simpecado, que es el que sabe lo que cada uno lleva al camino y el que se pone delante de la Virgen para dejarle a Ella lo que le pedimos o le tenemos que agradecer.
Una Hermandad del Rocío llama la atención por donde va y cuando desaparece de nuestra vista queda una nostalgia tan grande que no puede explicarse.
Esas imágenes son únicas y es una bendición que se repita cada año.
Periódico rociero
Ana María Benítez / Cerro del Águila-Sevilla