La Navidad no ha terminado. Ha pasado la fecha que nos la recuerda, pero la Navidad continúa reinando entre nosotros.
La Buena Noticia tiene que seguir propagándose durante el año entero, durante toda la vida.
La Buena Nueva del nacimiento de Jesús, el año nuevo del que ya hemos consumido los ocho primeros días, los deseos de paz y amor que nos dedicamos unos a otros, y esa maravillosa riada de mensajes de ánimo y esperanza que recorren el mundo, han de ser una constante en el devenir del día a día.
Llenemos nuestras vidas de buenas noticias, de buenas nuevas, de Navidad; del nacimiento de nuevas ilusiones, nuevos caminos, nuevos retos, nuevas metas, nuevos proyectos, nuevas alegrías… Porque nada hay más nuevo que un nuevo día.
Démosle la bienvenida a cada acontecimiento, a cada momento que vivimos, a cada frase que compartimos con los demás y que otros comparten con nosotros.
Si el Pastorcito Divino llegó a este mundo para salvarnos, ¿a qué esperamos para dar la bienvenida a su salvación?
Si en la imagen de la Virgen del Rocío buscamos la ayuda de María, ¿a qué esperamos para dar la bienvenida al resultado de sus ruegos?
Si somos obra de aquel que nos ha creado, ¿a qué esperamos para dar la bienvenida a la creación de la que somos testigos diariamente, y pasa por delante de nuestros ojos sin que la veamos, y nos habla con su lenguaje, al oído, sin que la escuchemos?
No olvidemos hoy que mañana también es Navidad. Y mañana, tampoco olvidemos que lo fue hoy.
Seamos solidarios con los que lo necesitan, sensibles a las cosas bellas. Seamos familiares y cercanos. Seamos compañía para los mayores y sonrisa para los niños. Seamos bastón para el que peregrina y música para los momentos de encuentro. Seamos alegría para que las penas cicatricen antes…
Vamos a seguir siendo Navidad y la Buena nueva llevada por los rocieros a todos los caminos.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es
