En la actualidad, casi todas las hojas del calendario nos dicen que hay un día dedicado a algo.
Recuerdo desde niña la celebración de San Valentín, asociada al día de los enamorados que, conforme han pasado los años, se ha vuelto básicamente comercial y han querido vendernos como estar enamorados de lo que sea: De la vida, de nuestros padres, de nuestros hijos, de nuestros hermanos, de nuestros amigos, de nuestros abuelos, de nuestros vecinos… Pero no. El día de los enamorados es el día que siempre ha estado dedicado al amor de pareja y en pareja.
Porque verán ustedes, yo quiero a mis padres con locura, pero jamás he estado ni voy a estar enamorada de mi padre ni de mi madre. Como tampoco voy a estar enamorada de mi hermano, ni de mis amigos ni de mis amigas.
El amor es algo inmensamente grande, pero no estamos celebrando el día dedicado al amor, sino el día dedicado a los enamorados, así que cada cosa en su sitio.
La verdad es que cansa un poco la dedicación de tantos días, porque tendrían que ser muchos más que trescientos sesenta y cinco al año, y nos quedaríamos cortos, si para todo buscásemos una mención mundial o internacional.
Hoy toca felicitar a los enamorados, y de mil amores les mando mi más cariñoso abrazo a todos, deseándoles de corazón que los cimientos de su relación estén levantados por Dios y Él sea el centro de sus vivencias, sus experiencias y sus historias en común.
Quiero tener un recuerdo muy especial por tantos matrimonios que nacieron a la luz de la devoción a la Virgen del Rocío, y se sintieron unidos por la fe y el amor a la Blanca Paloma, y han conseguido que siga siendo la Virgen la mejor maestra para crear su hogar y una familia unida, extendiendo la fe a sus hijos y a sus nietos.
Celebro con gozo haber nacido en el seno de una familia cristiana y de haber visto como el amor de mis padres han sido ejemplo para mi hermano y para mí.
Tengo hoy el pensamiento en los matrimonios de mayor edad que, con toda una vida unidos, en este día se ven separados por causa de la enfermedad o de la pandemia y no pueden permanecer juntos como desearían. Por los que no han podido despedirse en su último aliento tomados de la mano y por los que, tomados de la mano, se marcharon juntos.
Que el ejemplo de todos los que viven realmente el amor hasta sus últimas consecuencias le den sentido a este día de los enamorados y que la Virgen del Rocío siga siendo luz en su aventura de amor.
Francisca Durán Redondo
Directora de periodicorociero.es